miércoles , 27 noviembre 2024
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Apostémosle al futuro

Dr. Jorge Antonio Ortega G.

[email protected]

Los guatemaltecos tenemos un país espectacular, con un clima único, una posición geopolíticamente estratégica para el comercio internacional, y contamos con salidas a los océanos Atlántico y Pacífico, además de ser poseedores de un recurso hídrico sobreabundante (el mayor en Mesoamérica); también somos los únicos en el Istmo con un manto petrolífero promisorio, y contamos con las condiciones perfectas para desarrollar un canal seco interoceánico. 

Por si todo lo anterior fuera poco, gozamos de estabilidad macroeconómica con una moneda sólida que este año llega a su centenario de existencia. Somos una nación trabajadora, con mucha iniciativa y creatividad. 

Si todo es tan bueno ¿qué nos impide apostarle al futuro? Sí, las condiciones están dadas para generar prosperidad, desarrollo sostenido y paz. La incógnita es simple, pero la respuesta debe ser integral para ir salvando los obstáculos que impiden el diseño de un proyecto a largo plazo que permita visualizar horizontes probables y deseables para nuestros descendientes. 

” ¡La responsabilidad es nuestra y solo nuestra!“ (Goja). 

Las cartas están sobre la mesa, pero todo depende de nuestro ingenio para jugarlas y determinar la prioridad a solucionar, y que de ella en forma paralela se corrijan las demandas secundarias, por ejemplo: si le apostamos a la educación ¿qué pasa con la salud, la seguridad, y las otras falencias?

Pero apostarle a generar empleo con sueldos dignos incentivando a la iniciativa privada y promoviendo la inversión extranjera, es una fórmula que en buena medida puede hacer que desaparezca la pobreza y la desnutrición, y permitir la participación de los infantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje para que no salgan a las calles a mendigar o a trabajar en vez de ir a la escuela, lo cual marca una diferencia significativa.

Paralelo a lo anterior, para que se dé el cambio en la forma de educar y formar a los nuevos ciudadanos, no es necesario inventar nada, tenemos suficientes ejemplos de cómo estructurar la educación al futuro, acortar el tiempo, cambiar los procesos, hacer que la metodología motive a los estudiantes a investigar, a leer, pensar, analizar, razonar y, sobre todo, a resolver problemas en forma práctica y sencilla. Es una necesidad urgente preparar a las nuevas generaciones para que puedan con solvencia enfrentar la incertidumbre del porvenir con el conocimiento necesario, las habilidades precisas y las herramientas multifacéticas.

Existen otras necesidades que requieren no solo de voluntad política para ser resueltas, sino del compromiso a largo plazo por parte de la sociedad para que puedan ser culminadas. 

Son decisiones impostergables como las inversiones público-privadas, es necesario dejar de reclamar y descalificar, es el momento de aportar con ideas y con propuestas. ¡Insisto! Tenemos todo para hacer de Guatemala un lugar que dignifique a todos, con oportunidades, seguridad, paz y desarrollo. El Creador nos dio un lugar fenomenal, ahora es nuestra responsabilidad hacerlo próspero.

Para lograr ese cambio se necesita sumar esfuerzos, unificar objetivos estratégicos, alcanzar metas que puedan ser cuantificables, contar con el consenso y lograr los medios, así como gestionarlos. Los cambios requieren de una comunicación asertiva que genere confianza en los connacionales, y que de ella se deriven a la certeza de que las decisiones son las correctas. 

Todo se resume en confianza y voluntad. 

El futuro es hoy, no debemos esperar las mejores condiciones. Es claro que entre el deseo y la acción solo se requiere de la decisión. El mañana es incierto, nuestros problemas los debemos resolver nosotros, los guatemaltecos; no es necesario esperar a un advenedizo que venga a solucionar nuestras frustraciones, confrontaciones y destino. ¡La responsabilidad es nuestra y solo nuestra!, pero para eso, debemos unificar nuestras voluntades, fijarnos en el porvenir de las nuevas generaciones y aprovechar la tecnología y la comunicación al máximo. La ventana al universo del conocimiento lo tenemos a un clic, la incógnita es ¿qué hacemos con él? 

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Si todo es tan bueno ¿qué nos impide apostarle al futuro? Sí, las condiciones están dadas para generar prosperidad, desarrollo sostenido y paz. La incógnita es simple, pero la respuesta debe ser integral para ir salvando los obstáculos que impiden el diseño de un proyecto a largo plazo que permita visualizar horizontes probables y deseables para nuestros descendientes. 

” ¡La responsabilidad es nuestra y solo nuestra!“ (Goja). 

Las cartas están sobre la mesa, pero todo depende de nuestro ingenio para jugarlas y determinar la prioridad a solucionar, y que de ella en forma paralela se corrijan las demandas secundarias, por ejemplo: si le apostamos a la educación ¿qué pasa con la salud, la seguridad, y las otras falencias?

Pero apostarle a generar empleo con sueldos dignos incentivando a la iniciativa privada y promoviendo la inversión extranjera, es una fórmula que en buena medida puede hacer que desaparezca la pobreza y la desnutrición, y permitir la participación de los infantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje para que no salgan a las calles a mendigar o a trabajar en vez de ir a la escuela, lo cual marca una diferencia significativa.

Paralelo a lo anterior, para que se dé el cambio en la forma de educar y formar a los nuevos ciudadanos, no es necesario inventar nada, tenemos suficientes ejemplos de cómo estructurar la educación al futuro, acortar el tiempo, cambiar los procesos, hacer que la metodología motive a los estudiantes a investigar, a leer, pensar, analizar, razonar y, sobre todo, a resolver problemas en forma práctica y sencilla. Es una necesidad urgente preparar a las nuevas generaciones para que puedan con solvencia enfrentar la incertidumbre del porvenir con el conocimiento necesario, las habilidades precisas y las herramientas multifacéticas.

Existen otras necesidades que requieren no solo de voluntad política para ser resueltas, sino del compromiso a largo plazo por parte de la sociedad para que puedan ser culminadas. 

Son decisiones impostergables como las inversiones público-privadas, es necesario dejar de reclamar y descalificar, es el momento de aportar con ideas y con propuestas. ¡Insisto! Tenemos todo para hacer de Guatemala un lugar que dignifique a todos, con oportunidades, seguridad, paz y desarrollo. El Creador nos dio un lugar fenomenal, ahora es nuestra responsabilidad hacerlo próspero.

Para lograr ese cambio se necesita sumar esfuerzos, unificar objetivos estratégicos, alcanzar metas que puedan ser cuantificables, contar con el consenso y lograr los medios, así como gestionarlos. Los cambios requieren de una comunicación asertiva que genere confianza en los connacionales, y que de ella se deriven a la certeza de que las decisiones son las correctas. 

Todo se resume en confianza y voluntad. 

El futuro es hoy, no debemos esperar las mejores condiciones. Es claro que entre el deseo y la acción solo se requiere de la decisión. El mañana es incierto, nuestros problemas los debemos resolver nosotros, los guatemaltecos; no es necesario esperar a un advenedizo que venga a solucionar nuestras frustraciones, confrontaciones y destino. ¡La responsabilidad es nuestra y solo nuestra!, pero para eso, debemos unificar nuestras voluntades, fijarnos en el porvenir de las nuevas generaciones y aprovechar la tecnología y la comunicación al máximo. La ventana al universo del conocimiento lo tenemos a un clic, la incógnita es ¿qué hacemos con él? 

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