Luis Assardo
Periodista e investigador
Cada día es más común ver gente de todas las edades explorar una diversidad de herramientas de inteligencia artificial (IA). ¿Cómo saber si estas herramientas son seguras? Para identificar los riesgos es necesario formar criterio con fuentes confiables, algo cada vez más difícil de tener a mano. Estamos por llegar al punto en que la IA puede significar una evolución o un riesgo imparable.
Podemos clasificar la IA por el tipo de uso que le damos: para automatizar tareas y procesos, para recomendar productos o servicios (como vemos en Amazon o Netflix), y la generativa (como ChatGPT o DALL-E). Puede facilitarnos el trabajo, pero también puede ser utilizado para generar contenido manipulado, por poner un ejemplo. Esto queda claro, pero hay otros factores que considerar.
En general, estas herramientas lo que hacen es predecir lo que un humano haría o respondería.
Solo ChatGPT, una de las herramientas creadas en OpenAI (pioneros en IA), tiene a la fecha más de 180.5 millones de usuarios activos mensualmente. Todos ellos generan contenido textual, interactivo, técnico o automatizan tareas.
En general estas herramientas lo que hacen es predecir lo que un humano haría o respondería. Para poder hacerlo es necesario darle una referencia, contenida en bases de datos. Y este es el factor clave. ¿De dónde salieron esos datos?
Sam Altman, CEO de OpenAI, ha reconocido en entrevistas que quisiera tener acceso a todos nuestros documentos. Hay múltiples reportes que evidencian cómo recolectaron datos y documentos sin consentimiento. De esta forma sabemos que los datos que utilizan pueden venir de quien sea. Desconocemos si hay filtros y si los hay, quién o cómo se establecen.
Para saber hacia dónde van estos proyectos es importante ver qué compran, en qué invierten y con quien trabajan. Recientemente compraron WorldCoin, por su software para escanear la retina ocular. Invirtieron en una empresa de webcams y agregaron a su directorio a Paul Nakasome, exdirector de la Agencia Nacional de Seguridad de EE. UU.
No podemos negar los beneficios que trae la IA, pero a la vez debemos ser más cautos con la información que entregamos, y a quién. Pronto seguiremos explorando la tecnología y el impacto en nuestra sociedad.