El 24 de agosto fue publicado Rainier Fog, sexto disco de estudio de Alice In Chains (AIC), integrada por el guitarrista y compositor Jerry Cantrell, el vocalista William DuVall, el bajista Mike Inez y el baterista Sean Kinney. Luego de la muerte de Layne Staley el grupo perdió unos fanáticos, pero ganó otros.
Los que se fueron y que ya no creen en esta versión “saludable”, se pierden de una banda poderosa. No se puede negar la grandeza del Black Gives Way to Blue (2009) y The Devil Put Dinosaurs Here (2013), que solo confirmaron que la agrupación está lejos de consumarse. Este tercer álbum post-Staley confirma el segundo aire que tomaron y que el mundo del rock los abrace con efusividad en cada producción y en cada gira.
Rainier Fog es una carta de amor/odio a aquella Seattle que poco a poco se ha convertido en una ciudad sarcófago de leyendas. El título es una metáfora de vida. El monte Rainier se eleva 4 mil 392 metros y su altura podría representar la “fama” o el éxito mundial de aquel movimiento o de la banda; mientras Fog o “niebla”, a un grupo que emerge de esa parafernalia. Aunque el monte bien podría tener la connotación de una lápida sobre la ciudad.
La canción The One You Know abre el disco con un riff intermitente y una batería amenazante. Habla acerca del cambio que produce la tragedia y la inocencia que muere con ella: “Cannot live within this tilt / Carryin’ over / I’m not The One You Know”.
Cantrell ya no reside en Seattle, vive en Los Ángeles, se hartó de tanta lluvia y dolor, pero migra al norte por trabajo. Los espíritus de Kurt Cobain, Layne Staley, Chris Cornell y Mike Starr, primer bajista de AIC; así como de Screaming Trees y Mother Love Bone, bandas que se disolvieron, siguen rondando la inspiración de Jerry. Todo este “tufo” se respira en el material.
Red Giant es una piedra dirigida a Trump. El engaño y la mentira para llegar al poder, porque la verdad muy poco importa: “Cause a lie ain’t a lie if you’re winnin’em over.” Fly pelea por una liberación y Maybe es ese éxodo necesario nacido del hartazgo de aquella Seattle patibular y dolorsa.
Escrita en su totalidad por DuVall, So Far Under habla de la pérdida de la fe ante lo que te rodea. “If I disappear, would you even know?”, se cuestiona. La pelea sigue hasta el infierno si crees que con la muerte termina todo, sentencia el vocalista.
Never Fade es una plegaria por los que se fueron. Es conmovedora. La furia en la letra como en la música te acorrala. All I Am es otra brutalidad acerca de emerger de ese entumecimiento y los años que se gastan encerrado en la angustia. El tema es una búsqueda desesperante por el yo que se diluyó.
El disco muestra un AIC fuerte, con muchos riffs por recorrer y que se mantiene fresco, destructivo y sensible como en los mejores tiempos. Sus fanáticos de los 90 las separan como 2 bandas distintas, pero no lo son. Se respira en este álbum ferocidad absoluta, y la evolución del grupo es inapelable. Aunque sus clásicos éxitos sigan vivos y puedan opacar el presente, es totalmente prohibido darles la espalda. Sobre todo, a este material.