Otro ámbito de desafíos para el Estado lo constituye la necesidad del afianzamiento de las dimensiones técnicas de la gestión pública, para la construcción de capacidades de las mujeres y los hombres, para y en el servicio público a nivel local. Esta afirmación coloca en la discusión la vigencia de procesos de fortalecimiento de capacidades a nivel institucional y de procesos educativos y comunicacionales que acerquen el mundo público a la ciudadanía, en particular a las mujeres.
Un desafío revitalizado es el de los presupuestos para la equidad entre hombres y mujeres y la afirmación que, solamente en la medida de que los Gobiernos asuman dentro de sus prioridades aquellas dirigidas al avance de las mujeres, y que eso se refleje en los planes, la programación, el presupuesto y la inversión públicas, se podrá avanzar en su institucionalización dentro del Estado.
Estas notas no reflejan la riqueza de las discusiones de la Cumbre de Cuenca referida en la columna pasada.
Son solo una contribución para colocar en el debate público la importancia central de la discusión sobre el necesario acceso de la mitad de la población al poder, y la toma de decisiones públicas en los Estados, ahí desde donde se define el desarrollo: desde el ámbito local.
Por eso quiero mencionar, por último, que cada vez cobra más vigencia la necesidad de contar con aliados hombres para el desarrollo e implementación de estos desafíos.
Es preciso acercar esta agenda a tomadores de decisiones públicas, directamente vinculados a la planificación del desarrollo, al ordenamiento territorial, a la gestión de riesgo y al impulso de la participación ciudadana en los poderes locales.
En fin, configurar discursos auspiciosos de un diálogo interactivo y sostenido, con señores que no le teman a la irrupción tardía de las mujeres en los espacios públicos, para transformarlos. Estos hombres solidarios con los derechos de las mujeres serán nuestros compañeros en el proceso, y tal vez con esta fuerza concertada entre ambos logremos hacer cosas diferentes e impactar positivamente en un futuro con equidad.
La delegación guatemalteca en la Cumbre de Cuenca estuvo integrada por representantes de la Secretaría Presidencial de la Mujer, de la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia; el Ministerio de Trabajo y Previsión Social y por las alcaldesas de Génova, San Cristóbal Acasaguastlán y Lanquín.
También participó un grupo importante de mujeres representantes de organizaciones sociales y del movimiento de mujeres.
Esperamos que la Cumbre pueda generar acciones de coordinación nacional de esfuerzos para sumar fuerzas con actores técnicos y políticos masculinos dispuestos a hacerle frente, y sin miedos, a los cambios civilizatorios que nuestro país necesita en esta dirección.
