El dinamismo que mostró el sector transporte, almacenamiento y comunicaciones, industrias manufactureras, comercio al por mayor y al por menor, y servicios privados generó que la actividad económica tuviera un crecimiento del 2.7 % en marzo, de acuerdo con datos del Banco de Guatemala (Banguat).
El Índice de la Actividad Económica, cuyo fin es proporcionar una medida de la evolución de la economía en el corto plazo, muestra que en marzo de 2018 la tasa de crecimiento fue de 1.8 %.
En febrero, la actividad económica tuvo un aumento del 1.9 % y, en enero, 3 %, mientras que 2018 cerró con un crecimiento del 3.1 %. El Banguat proyecta para este año que el Producto Interno Bruto (PIB) tendrá un incremento en el rango de entre el 3 % y 3.8 %.
“En el primer trimestre del año vemos que el crecimiento va en línea con las proyecciones del Banguat. Nosotros prevemos un incremento de entre el 3 % y 3.2 %, lo cual es positivo”, dijo Juan Carlos Tefel, presidente del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras.
Agregó que el país necesita crecer a una tasa por arriba del 6 %, para lo cual pasa por tener una mayor inversión en infraestructura y certeza jurídica.
Expectativa
Esther Pérez Ruiz, jefa de la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que recientemente hizo una evaluación de la situación del país, señaló que el crecimiento se viene acelerando desde mediados de 2018, después de tres años de débil desempeño.
Debido a esta razón, el personal técnico del FMI prevé que el PIB crecerá 3.4 % en 2019, respaldado por un impulso fiscal positivo, la recuperación de las exportaciones tras el retroceso del último año, resultado de un deterioro de los términos de intercambio, y el dinamismo de la inversión privada.
Asimismo, calculó que el crecimiento llegaría a su punto máximo del 3.7%, en 2021, antes de converger hacia la tasa potencial de 3.5 %, hacia 2024.
Sin embargo, riesgos externos, como una desaceleración del crecimiento de los Estados Unidos y otros socios comerciales de la región, afectarían el desempeño de la economía guatemalteca. “El principal riesgo es que la demora en la adopción de las reformas del clima de negocios y/o el debilitamiento en la lucha contra la corrupción, socaven las perspectivas de inversión”, subrayó el FMI.