miércoles , 27 noviembre 2024
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¿A qué se dedican los ninis?

Se calcula que alrededor de 20 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe ni estudian ni trabajan.

Ni estudian ni trabajan. Así se define a los ninis, un neologismo que, para alrededor de 20 millones de jóvenes en América Latina y el Caribe, se ha transformado en una etiqueta pesada. Más allá de este término, convertido en un lugar común en los debates acerca de su situación en todo el mundo, la realidad es que apenas contamos con información de calidad sobre este sector de la población cuyo rostro nos resulta todavía incierto. ¿Quiénes son y qué hacen los ninis? Si ni estudian ni trabajan, ¿cómo podemos integrarlos de forma productiva en la sociedad?

Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?, un estudio que verá la luz el próximo noviembre, se acerca a estos chicos y chicas para conocer mejor sus enigmas y las razones que hay detrás de sus decisiones cuando se bifurca el camino entre la escuela y el trabajo. La investigación, para la que contamos con la participación de 15 mil individuos de entre 15 y 24 años en nueve países (Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Haití, México, Paraguay, Perú y Uruguay), nos está permitiendo entender mejor a la próxima generación que copará el mercado laboral de la región. En nuestra encuesta, uno de cada cinco consultados es nini. Sin embargo, dentro de este grupo, un 40% se encuentra en realidad buscando trabajo (principalmente hombres) y más de la mitad, un 57%, se dedica a labores de cuidado (especialmente mujeres). Es decir, en contra de las convenciones establecidas, la mayoría de los ninis no son ociosos, sino que realizan otras actividades productivas.

Nuestro estudio busca ofrecer una radiografía de la situación de los jóvenes, ninis o no, ante un mercado de trabajo desafiante. El tsunami tecnológico, la llegada masiva de los robots y el crecimiento imparable de la inteligencia artificial, este proceso que conocemos como la Cuarta Revolución Industrial, amenaza con dejar sin empleo a millones de trabajadores, especialmente a aquellos con menor preparación. Así, con la intención de ver qué tan bien equipada está la nueva generación ante estos desafíos, durante nuestra investigación realizamos una medición de sus habilidades. En concreto, de las cognitivas (comprensión lectora, capacidad de resolver problemas matemáticos…), socioemocionales (como la autoeficacia, la perseverancia o la autoestima) y técnicas.

Los resultados no son alentadores. Observamos un importante rezago en las habilidades cognitivas de los chicos y chicas de la región, con independencia de su situación laboral y educativa. Por ejemplo, menos del 60% de los encuestados es capaz de realizar correctamente cálculos matemáticos muy sencillos, útiles para la vida diaria, como repartir un monto de dinero en partes iguales entre cinco personas. Respecto a la fluidez en inglés o su facilidad para el manejo de dispositivos tecnológicos, otras habilidades esenciales para este nuevo mercado de trabajo, el nivel promedio encontrado en nuestro estudio resulta preocupante. En el caso de las habilidades socioemocionales, muy valoradas por los empleadores de la región, el resultado es, por lo general, mucho más positivo.

Con Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar? buscamos generar nueva evidencia con la que allanar el camino a quienes deben formular políticas públicas efectivas en su beneficio en áreas como la formación de habilidades, orientación e intermediación laboral. Es innegable que la situación de la región ha mejorado en los últimos 15 años. Lo demuestran los indicadores de bienestar clave, como la pobreza (disminuyó un 46%) y la desigualdad (cayó un 11%). Sin embargo, los retos persisten.

Los jóvenes de la región muestran indicadores laborales mucho más precarios que los adultos. El Índice de Mejores Trabajos, por ejemplo, no solo expone que tienen menos y peores trabajos que los adultos, sino que pone de relieve que esta brecha generacional ha aumentado en los últimos años. Ante la amenaza de que estos desfases se agraven por la adopción masiva de nuevas tecnologías, resulta muy valioso entender qué factores influyen en las decisiones entre educación y trabajo (solo trabajar, solo estudiar o combinar estudio y trabajo) en una etapa crítica de sus vidas como es la juventud.

 

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