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COLUMNAS

A nada bueno

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En un hotel cinco estrellas, a la vieja usanza, se celebró el pasado miércoles 7 de marzo el evento al que sus organizadores quisieron calificar como foro (foro entre ellos) y que decidieron denominar ¿Estado democrático o Estado capturado? interrogante a la que no supieron proponer solución alguna, siendo la única solución posible y, una vez más, tengo que volver a reiterarlo, la reforma del artículo 157 de la Constitución Política de la República puesto que este es el artículo que determina la forma de elegir a los diputados que integran el Congreso: El listado nacional y los distritos inmensos ¡Ningún ciudadano logra saber quién es SU diputado! ¿Quién es SU diputado? así como el monopolio de las candidaturas, en los partidos políticos. Por favor ¡No más monopolios! Demasiados los esfuerzos –si legítimos– para parar en nada o malignos ¡Vaya Usted a saber! para que nada cambie. Si no cambia el Congreso, en sus manos el presupuesto y las leyes, nada podrá cambiar en el Estado –imposible terminar la corrupción sin contar con el Congreso– y el Congreso no cambiará si no cambia la forma de elegir a los diputados que lo integran.

¿Otra vez la propuesta absurda del 94 –sin cambiar previamente el 157 (la forma de elegir diputados)– de que los buenecitos ¿Quiénes? sustituyan a los malos? ¡Por favor! Se podía intuir desde un principio que el evento sería una encubierta actividad de promoción política lo que vino a quedar confirmado con el antecedente preparatorio de la misma y que fuera celebrado la semana anterior con el nombre de Frente Ciudadano contra la Corrupción, eventos ambos en que fueron instrumentalizados políticamente la Fiscal General de la República y el Comisionado de la CICIG FUNCIONARIOS QUE NO DEBEN POLITIZARSE y que ingenuamente –o quizá no– se prestaron a la instrumentalización habida.

Al final de cuentas, instrumentalizados todos, incluso organizadores y asistentes, ¡Nadie sabe, al final de cuentas –muy cierta es la sentencia popular– para quién trabaja! Si en algún momento quiso el foro celebrado ser un aporte cívico para los guatemaltecos (su supuesto fin) desde el propio inicio perdió su ropaje cívico, un traje que le quedaba y que le quedó –lamentablemente– demasiado grande. Con verdadera insolencia no le luce (o al menos no debería lucirle) Dionisio Gutiérrez, directivo de grupo empresarial que, en el siglo pasado, tuviera su origen en su abuelo y que se ocupa entre otras cosas de harina, pollo, desarrollos inmobiliarios y telefonía (compite en esta –Telefónica Movistar– con otros oferentes del mercado) se refirió en términos verdaderamente inaceptables, al bordo de lo soez ¡Qué ejemplo para los jóvenes! al Presidente de la República y a las autoridades de gobierno, funcionario que representa entre nosotros la unidad nacional y que fue electo por el pueblo, mandato iniciado el 14 d enero de 2016 y que concluirá el 14 de enero de 2020, ni un día antes, ni uno después.

Verdadera vergüenza –vergüenza ajena– deben haber sufrido los asistentes al ver a su líder –líder del evento político y promocional celebrado– Dionisio Gutiérrez, descender a los niveles más bajos del insulto y hacerse figura central de un espectáculo, usados todos los demás como muletas. Vergüenza ajena porque hubieron de imaginarlo –inimaginable– diciendo lo que dijo a alguno de los Presidentes anteriores a 1985, incapaz entonces de un susurro y envalentonado ahora (a nadie le luce) frente a un Presidente civil y democrático, impedida su defensa al no invitarle ¡La insolencia del pisto! un sencillo exponente de lo nuestro, el Presidente, de nuestra muy luchadora y sufrida clase media urbana, incapaz –bien se sabe– de hacerle daño a nadie.

¡Qué valentía tan singular y tan simpática! Así como la falta de respeto no conduce a nada bueno, tampoco, la violación aunque nos pudiera parecer “light” de nuestras leyes. Arrastrado a lo político, el Comisionado de la CICIG se equivoca y se pone en entredicho. Errado está en su apreciación política de lo que podría ser la clave para que la corrupción pudiera llegar a exterminarse –lo de los financiamientos, un simple derivado– ya que esta se encuentra en la forma de elegir a los diputados que integran el Congreso, forma que determina lo restante (la reforma del artículo 157 de la Constitución, la única que es necesaria para que el Congreso cambie y ya el pueblo, en el Congreso, cambie el resto, es algo que pasa inadvertido ) error que no le censuro puesto que pertenecen a nuestra realidad y a la política, arte o ciencia que le es ajena y que debe permanecerle ajena en sus funciones, amén de que se trata de temática nuestra, de los guatemaltecos, y no suya; siendo errado también lo de la aceptación de cargos manejado como chantaje o como “revirginización” común de las élites, a la par misma de la chupitinga de la paz, de espaldas a los 36 años de conflicto.

Arrastrada también a lo político la Fiscal General, en entredicho por su cita politizada de la historia, y a medias, soslayado el asesinato del 18 de julio de 1949, asesinato no sólo del Jefe de las Fuerzas Armadas del Ejército de la Revolución, Francisco Javier Arana, sino de la Revolución misma, a partir de entonces sesgada, CAPTURADA y conducida hasta abismo, “primavera” que tuvo su tiro de gracia con la destitución de Magistrados que integraban la Corte Suprema de Justicia por haber admitido para su trámite un amparo. ¡Qué independencia judicial aquella! ¿Es esta, la que añora? No se dejen instrumentalizar –politizar– el Fiscal General y el Comisionado: no es lo suyo la política –ni debe ser lo suyo– y pone en entredicho su trabajo. Sepa Dionisio Gutiérrez adentrarse con firmeza, pero con respeto, a la política y hágalo de forma clara y abierta, sin ropajes que no le corresponden y sin la utilización de los seres humanos como que si se tratara de muletas. En una lid, si clara, tanto a él –corregido y respetuoso– como a todos aquellos que lo intenten (el 157 reformado) ¡El mejor de los éxitos!

Acisclo Valladares Molina
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COLUMNAS

Premios por trayectoria y aportes al arte guatemalteco

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Fernando Soto, 

Director de Fomento de las Artes, Ministerio de Cultura y Deportes 

[email protected]

Guatemaltecos, cuyos nombres han trascendido las fronteras de nuestro país por su valor artístico, forman una constelación de estrellas en el firmamento del arte nacional. Nombres como Joaquín Orellana, Carlos Mérida, Efraín Recinos o Miguel Ángel Asturias, son algunas de estas figuras del arte nacional que dan renombre a Guatemala en el universo artístico. 

El Estado de Guatemala, por medio del Ministerio de Cultura y Deportes, constitucionalmente tiene la obligación primordial de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional y, anualmente, reconoce a los artistas por medio de la entrega de los Premios por Trayectoria y Aportes al Desarrollo del Arte.

El Estado tiene la obligaciòn de proteger, fomentar y divulgar la cultura nacional.

Marimba, teatro, danza, música, artes visuales y artes circenses son las disciplinas en las que se premia a mujeres y hombres guatemaltecos dedicados al arte nacional, enalteciendo, reconociendo y valorando a las y los guatemaltecos dedicados al quehacer artístico nacional.

Durante el año se entregan los premios a los artistas en cada una de las disciplinas en las que han destacado, contribuyendo al desarrollo del arte, ya sea por medio de la docencia, la proyección de su arte como destacado intérprete, o la labor  creadora de obras artísticas, fruto de años de dedicación y esfuerzo, sirviendo como ejemplo a las nuevas generaciones de niños y jóvenes que inician o se están formando en el arte y, a la vez, proyectando su obra creadora a la sociedad guatemalteca, dejando un legado artístico que muestra  la grandeza del arte a nivel nacional e internacional.

Educadores que transmiten a las nuevas generaciones su conocimiento y experiencia en las escuelas de arte, conservatorios o academias comunitarias que existen en el territorio nacional;  dramaturgos, compositores y coreógrafos que  plasman en su obra historias y vidas, paisajes sonoros, lenguajes corporales cadenciosos con el fin de transmitir una idea, un momento, un mensaje, un recuerdo o una realidad; músicos, actrices y actores, bailarinas y bailarines, escultores y pintores, payasos, acróbatas y magos que han dejado su vida en las tablas, en teatros, en galerías, en parques, iglesias, edificios, en festivales o en donde se pueda hacer un escenario o montar una exposición y presentar ante un público diverso y colorido el fruto de la obra creadora
individual o colectiva.

Mientras sigamos reconociendo y valorando a nuestros artistas, seguiremos llenando de estrellas el firmamento artístico de nuestra Guatemala.

Colaborador DCA
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La crisis de la verdad: deepfakes y desinformación

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El Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial destaca las principales amenazas que enfrentará el mundo. Entre las más urgentes para los próximos dos años se encuentran la desinformación, los fenómenos meteorológicos extremos, la polarización social, ciberataques y los conflictos armados. 

La desinformación, entendida como información falsa difundida sin intención y como aquella creada deliberadamente para engañar, destaca como una de las amenazas más preocupantes. Dentro de este fenómeno, se incluyen las deepfakes: videos o audios generados con inteligencia artificial que imitan a personas reales diciendo o haciendo cosas que nunca ocurrieron.

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural.

Estas herramientas, que utilizan modelos de aprendizaje profundo para crear contenido casi indistinguible de la realidad, están ahora al alcance de cualquiera con acceso a un software básico, convirtiéndose en una poderosa arma de manipulación.

En un país como Guatemala, donde persiste la polarización política y la desconfianza en las instituciones, las deepfakes representan un riesgo enorme.

La rapidez con la que se difunde la información a través de plataformas como Facebook, WhatsApp o TikTok, sumada a la tendencia de la población a consumir información superficial sin verificarla, crea un terreno fértil para el éxito de este tipo de
manipulaciones.

Crear un deepfake no requiere de equipos sofisticados; basta con programas accesibles y suficiente material visual de la persona que se desea imitar. Casi cualquiera con intenciones maliciosas puede producir contenido para difamar a figuras públicas, marcas o influir en decisiones políticas y sociales. En un país donde muchos ciudadanos se quedan en la superficie de lo que ven o escuchan, las consecuencias  pueden ser tremendas.

Vivimos en una era de sobrecarga de información y contenido instantáneo, donde la veracidad de los hechos importa menos que las emociones que estos generan.  

Campañas de desprestigio y contenidos falsos no solo capturan la atención del público y manipulan sus percepciones, sino que también distorsionan la verdad y alimentan la polarización social, aumentando el clima de desconfianza.

A nivel global, estudios como los del MIT han demostrado que las noticias falsas y los deepfakes, se difunden más rápido y llegan más lejos que las noticias verdaderas, especialmente en el ámbito político. Esto se debe a su novedad, apariencia y a su capacidad de generar emociones fuertes como miedo, disgusto y sorpresa, haciéndolas más propensas a ser compartidas en redes sociales.  

No se trata solo de una amenaza tecnológica, sino también de un reto cultural. Las redes sociales, que surgieron como espacios para la libre expresión, hoy pueden adormecer el razonamiento crítico, convirtiendo a los usuarios en presa fácil de la manipulación. En lugar de profundizar y cuestionar, muchos se quedan en la superficie de los titulares y contenidos virales, adoptando posturas emocionales antes que basadas en hechos.

Como ciudadanos, tenemos una gran responsabilidad ante esta amenaza. No debemos consumir toda la información que nos llega sin cuestionarla. Necesitamos practicar un escepticismo saludable, fomentar la alfabetización mediática, la cultura de verificación y análisis crítico educándonos para identificar y combatir la desinformación.

Si no aprendemos a discernir entre la verdad y la manipulación, seguiremos siendo vulnerables y presas fáciles. Solo con una ciudadanía informada y crítica podremos proteger nuestro derecho a tomar decisiones .

Colaborador DCA
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Un compromiso municipal con la discapacidad

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Unidad de Comunicación y Relaciones Públicas
CONADI, Guatemala.

En Guatemala, se estima que 1,025,465 personas viven con al menos una dificultad, lo que equivale al 9.53% de la población total. Durante muchos años, las personas con discapacidad en nuestras comunidades han sido olvidadas y excluidas de diversos ámbitos sociales.

Este es un tema de preocupación para el Comité de Expertos de las Naciones Unidas, que, desde la ratificación de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad en Guatemala, ha emitido 83 observaciones y recomendaciones al Estado guatemalteco.

Las OMD representan el enlace entre las personas con discapacidad y las entidades municipales.

Para cumplir con estas recomendaciones el CONADI, cuenta con el Departamento de Servicio Nacional de Discapacidad. A través de sus delegados departamentales trabaja con organizaciones e instituciones dedicadas a las personas con discapacidad.

El objetivo es influir en la voluntad política de las autoridades para que integren la temática de discapacidad en los Planes, Programas, Proyectos y Políticas municipales.

En seguimiento a este mandato, CONADI colabora activamente en la Comisión Departamental de Discapacidad (CODEDIS) y con la Comisión Municipal de Discapacidad (COMUDIS); y a partir de la publicación del Acuerdo Gubernativo 137-23024, el pasado 2 de septiembre en el Diario Oficial, el CONADI podrá participar con voz y voto en los Consejos Departamentales de Desarrollo Urbano (CODEDES).

Estos esfuerzos buscan fomentar la participación ciudadana y crear espacios específicos para la instalación de Oficinas Municipales de Discapacidad en los municipios del país.

Hasta la fecha, se han establecido 131 Oficinas Municipales de Discapacidad (OMD) y 2 Direcciones Municipales de Discapacidad (DMD), que sirven como enlace directo entre las personas con discapacidad y sus familias en cada municipio.

Las aperturas más recientes incluyen las oficinas de Santa Catarina Mita, Jutiapa; Melchor de Mencos, Petén; Samayac, Suchitepéquez, San Rafael las Flores, Santa Rosa; Olopa y Quezaltepeque en Chiquimula; así como en Jocotenango y Pastores en Sacatepéquez.

Colaborador DCA
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