miércoles , 27 noviembre 2024

Dr. Jorge Antonio Ortega G.

[email protected]

Un nuevo año, una nueva oportunidad para todos, con sus retos, ilusiones, proyectos, amores, planes y tantos deseos más. Pero no hay que olvidar que entre el deseo y la acción se requiere de la decisión.

El que dejamos está enmarcado por la guerra de la Federación Rusa y Ucrania, una confrontación innecesaria que deja en este pasado reciente la desolación, muerte, sufrimiento y el inicio de un choque económico e ideológico que dividió de nuevo a la humanidad; por otra parte, vemos un desenlace inesperado de lo que pondría el fin a las guerras del Medio Oriente, el acuerdo de Abraham que se desplomó debido al accionar de Hamás en Israel, lo cual desató una respuesta militar contra dicha organización y que afecta directamente al pueblo palestino.

Estamos tratando de acomodarnos a una nueva normalidad luego de la pandemia, pero todo cambió, principalmente la forma de comunicarnos, educarnos y consumir. La polución sigue su ritmo incontrolable, los polos se están derritiendo, los océanos están sumergiendo islas, su temperatura está en aumento, los ecosistemas están colapsando, y los mares se están inundando de basura.

Ahora somos muchos más millones de humanos, con poca tierra, escaso acceso al agua y produciendo contaminación a granel. Nos encontramos perfilando una migración hacia el planeta Marte, cada día vemos a mayor profundidad el universo, la inteligencia artificial nos está arrebatando la inocencia y el deseo de explorar e investigar, nuestras nuevas generaciones se encuentran en universos separados debatiéndose entra la realidad y la virtualidad.

El corazón perdió el monopolio del amor, ahora se trasladó al hipotálamo, la agenda 2030 está causando confrontaciones con respecto a los géneros, la posmodernidad está en pleno fragor y consolidando la sentencia de que todo es relativo. ¡Feliz Año Nuevo! ”Entusiásmate con el futuro. Al pasado no le importará.“ – Hillary DePiano. Ars Longa, Vita Brevis colaboración.

El corazón perdió el monopolio del amor

Las creencias se están disputando espacios en las almas de los terrícolas, la guerra religiosa no cede a pesar de los esfuerzos a lo largo de dos milenios, ejemplo de ello el enconamiento entre cristianos y musulmanes. La carrera armamentista que se encontraba en invernadero resurge con mayor potencialidad y perfección; los viejos altercados territoriales se reavivan con más odio. El liderazgo mundial se encuentra en plena lucha en lo comercial, político y militar.

¿Cuál es la respuesta a todo lo anterior? A pesar de los tratados incumplidos, Turquía sigue haciendo todos los esfuerzos por lograr una tregua entre los rusos y los ucranianos, al igual que China y la Organización de las Naciones Unidas (ONU); en la conflictividad en el Medio Oriente, el Estado de Egipto en compañía de la ONU hacen lo posible por lograr estabilizar la situación a través de un alto al fuego e intercambio de prisioneros de guerra y secuestrados por Hamás.

Los andamiajes jurídicos se están trasformando debido a las nuevas amenazas digitales, nuevos delitos y el control de la Inteligencia Artificial (la Unión Europea –UEya dio el primer paso), cada día logramos avances fenomenales con respecto a nuestra anatomía y a la expectativa de vida, y la medicina, sobre todo, permanece alejando la muerte y el dolor.

La visión del universo es en cada momento más amplia, hoy podemos divisar otras galaxias con mayor exactitud; el tiempo lo podemos medir con una precisión increíble. A pesar de las confrontaciones de creencias religiosas, ahora hay un Dios para cada uno, la asistencia espiritual se expande en diferentes variantes y alternativas, lo cual es bueno en términos generales.

Lo único que aún no hacemos en el ejercicio político mundial es el de limitar la fabricación de armas de destrucción masiva, al contrario, hay una efervescencia por construirlas y utilizarlas. No hay dudas de que de nuestros instintos primitivos, el de matarnos sigue hoy más que nunca vigente. A pesar de las megatendencias y las amenazas globales, tenemos ilusiones, planes y vida.

Muchas felicidades en el 2024 y ¡muchos éxitos!

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Un nuevo año, una nueva oportunidad para todos, con sus retos, ilusiones, proyectos, amores, planes y tantos deseos más. Pero no hay que olvidar que entre el deseo y la acción se requiere de la decisión.

El que dejamos está enmarcado por la guerra de la Federación Rusa y Ucrania, una confrontación innecesaria que deja en este pasado reciente la desolación, muerte, sufrimiento y el inicio de un choque económico e ideológico que dividió de nuevo a la humanidad; por otra parte, vemos un desenlace inesperado de lo que pondría el fin a las guerras del Medio Oriente, el acuerdo de Abraham que se desplomó debido al accionar de Hamás en Israel, lo cual desató una respuesta militar contra dicha organización y que afecta directamente al pueblo palestino.

Estamos tratando de acomodarnos a una nueva normalidad luego de la pandemia, pero todo cambió, principalmente la forma de comunicarnos, educarnos y consumir. La polución sigue su ritmo incontrolable, los polos se están derritiendo, los océanos están sumergiendo islas, su temperatura está en aumento, los ecosistemas están colapsando, y los mares se están inundando de basura.

Ahora somos muchos más millones de humanos, con poca tierra, escaso acceso al agua y produciendo contaminación a granel. Nos encontramos perfilando una migración hacia el planeta Marte, cada día vemos a mayor profundidad el universo, la inteligencia artificial nos está arrebatando la inocencia y el deseo de explorar e investigar, nuestras nuevas generaciones se encuentran en universos separados debatiéndose entra la realidad y la virtualidad.

El corazón perdió el monopolio del amor, ahora se trasladó al hipotálamo, la agenda 2030 está causando confrontaciones con respecto a los géneros, la posmodernidad está en pleno fragor y consolidando la sentencia de que todo es relativo. ¡Feliz Año Nuevo! ”Entusiásmate con el futuro. Al pasado no le importará.“ – Hillary DePiano. Ars Longa, Vita Brevis colaboración.

El corazón perdió el monopolio del amor

Las creencias se están disputando espacios en las almas de los terrícolas, la guerra religiosa no cede a pesar de los esfuerzos a lo largo de dos milenios, ejemplo de ello el enconamiento entre cristianos y musulmanes. La carrera armamentista que se encontraba en invernadero resurge con mayor potencialidad y perfección; los viejos altercados territoriales se reavivan con más odio. El liderazgo mundial se encuentra en plena lucha en lo comercial, político y militar.

¿Cuál es la respuesta a todo lo anterior? A pesar de los tratados incumplidos, Turquía sigue haciendo todos los esfuerzos por lograr una tregua entre los rusos y los ucranianos, al igual que China y la Organización de las Naciones Unidas (ONU); en la conflictividad en el Medio Oriente, el Estado de Egipto en compañía de la ONU hacen lo posible por lograr estabilizar la situación a través de un alto al fuego e intercambio de prisioneros de guerra y secuestrados por Hamás.

Los andamiajes jurídicos se están trasformando debido a las nuevas amenazas digitales, nuevos delitos y el control de la Inteligencia Artificial (la Unión Europea –UEya dio el primer paso), cada día logramos avances fenomenales con respecto a nuestra anatomía y a la expectativa de vida, y la medicina, sobre todo, permanece alejando la muerte y el dolor.

La visión del universo es en cada momento más amplia, hoy podemos divisar otras galaxias con mayor exactitud; el tiempo lo podemos medir con una precisión increíble. A pesar de las confrontaciones de creencias religiosas, ahora hay un Dios para cada uno, la asistencia espiritual se expande en diferentes variantes y alternativas, lo cual es bueno en términos generales.

Lo único que aún no hacemos en el ejercicio político mundial es el de limitar la fabricación de armas de destrucción masiva, al contrario, hay una efervescencia por construirlas y utilizarlas. No hay dudas de que de nuestros instintos primitivos, el de matarnos sigue hoy más que nunca vigente. A pesar de las megatendencias y las amenazas globales, tenemos ilusiones, planes y vida.

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