Dr. Jorge Antonio Ortega G.
La Federación estaba en crisis de hecho, agonizando por efectos de carácter financiero por incumplimiento del aporte monetario para respaldar el costo de las dependencias y autoridades federales.
Compromiso que cumplía en solitario el Estado guatemalteco. Lo cual le permitía mantener el monopolio de las decisiones políticas.
El motivo anterior y otros no permitieron que las Provincias Unidas del Centro de América llegaran a su desarrollo pleno y fortalecimiento de la unidad política, derivando en una grave crisis el 2 de febrero de 1839, fecha en que se rompe el pacto federal centroamericano, quedando a discreción para organizarse independientemente. Guatemala fue la penúltima en separarse de la federación, ente que ya no existía por no contar con legalidad y legitimidad.
La iniciativa del teniente general Rafael Carrera de fundar la República de Guatemala, el 21 de marzo de 1847, provocó el resentimiento de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Nicaragua desembocando en la organización de la Dieta de Chinandega el 8 de noviembre de 1849 con la determinación de constituir un nuevo Gobierno Federal y obligar a las autoridades guatemaltecas a integrarse, lo cual ya no era viable.
El comandante de las tropas guatemaltecas, conocedor del territorio a defender, ordenó con anticipación a los corregidores que prepararan y reforzaran las construcciones defensivas en sus áreas de responsabilidad.
La respuesta negativa de Guatemala a las intenciones del resto de Estados se constituyó en la excusa para organizar una alianza militar entre El Salvador y Honduras para obligar a través de las armas a los guatemaltecos a renunciar a su separación definitiva, debido a que esa decisión ahogaba cualquier esperanza de reestablecer la federación.
El presidente de El Salvador, licenciado Doroteo Vasconcelos, propuso la formación de la fuera militar unida y fue nombrado el comandante en jefe del mencionado ejército, que partió el 12 de enero de 1851 y se acantonó el 28 de dicho mes y año, despachando a su ministro de Relaciones Exteriores hacia la ciudad capital de Guatemala con una larga exposición carente de diplomacia y que en realidad era un ultimátum que, de no aceptarlo, la guerra era un hecho efectivo a la brevedad del tiempo y la distancia.
Las negociaciones continuaron y el cónsul de Francia se ofreció a mediar para evitar el derramamiento de sangre. En esa disposición se extendieron las negociaciones con las autoridades hondureñas para que disolviera su alianza con los salvadoreños, pero no se obtuvo respuesta alguna.
Los tambores de guerra anunciaban sin empacho alguno el inicio de las acciones militares, y el Ejército Unido llegó a la población de Ipala, Jutiapa, montando su dispositivo previo a los combates y se inició la conformación del Teatro de Guerra. La escalada del conflicto fue evidente y desembocó en uno de los episodios de armas más importantes del pasado nacional.
Las tropas guatemaltecas al mando del teniente general Rafael Carrera partieron de la ciudad capital hacia el departamento de Jutiapa por una ruta concurrente para la defensa del oriente del territorio nacional, pero utilizando su instinto natural de guerrero audaz dio un giro hacia Chiquimula, burlando el cerco tendido por las fuerzas invasoras, obligándolas a reunir sus contingentes para improvisar una persecución al ejército guatemalteco hasta llevarlos al terreno favorable escogido por el general Carrera para dar la batalla y alcanzar la victoria.
El comandante de las tropas guatemaltecas, conocedor del territorio a defender, ordenó con anticipación a los corregidores que prepararan y reforzaran las construcciones defensivas en sus áreas de responsabilidad, por lo cual los invasores nunca detectaron la preparación del terreno con trincheras y una defensa fija en profundidad en la colina de La Arada, caminos ocultos de enlace, puesto de mando y parapetos de piedra del lugar escogido por Rafael Carrera, en el cual se enfrentaría al Ejército Unido de El Salvador y Honduras…
