Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, según acuerdo de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas en 1999.
Esta fecha se instituyó en memoria del asesinato, perpetrado el 25 de noviembre de 1960, de las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal durante la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo, en República Dominica. Las tres, conocidas como Las Mariposas, simbolizan la lucha por la libertad y los derechos de las mujeres.
Ahora, en países como el nuestro, se busca eliminar lo que ha sido definido como todo acto violento dirigido a este sector de la población que tenga como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico, lo que incluye coacción o privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada.
Para poder conmemorar gratamente esta efeméride, es necesario que no haya un solo caso de este tipo. Parece una utopía, pero Guatemala está registrando pasos importantes en esa vía: reportes oficiales indican que en los primeros 10 meses de 2024, la cifra de homicidios contra ellas es la más baja de los últimos cuatro años. Inclusive, menor que en los períodos de confinamiento por la pandemia, cuando hubo una disminución significativa de hechos delictivos.
Analistas como Walter Menchú, del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, consideran que la reducción generalizada de actos de crueldad tiene un impacto en la violencia contra las damas.
Eso es positivo, pero aún es insuficiente. Siguen siendo atacadas desde el mismo seno del hogar, por lo cual resulta imprescindible que hombres y mujeres cambiemos el chip de que un género domina al otro. El rol de ambos debe ser complementario y no polarizador. Y esto pasa por un cambio en la educación que se recibe en casa y se complementa en la escuela.
Desde el gobierno del presidente Bernardo Arévalo y la vicepresidenta Karin Herrera se trabaja arduamente en combatir la inseguridad generada por grupos delincuenciales, uno de los principales factores que exacerban el problema. Además, las fuerzas de seguridad buscan reducir la presencia de armas de fuego portadas de forma ilícita y se han intensificado operativos para prevenir la trata de personas con fines de explotación sexual. A la vez, se ofrece capacitación y capital semilla para las emprendedoras, como la Beca Artesano que este año ha llegado a más de 6 mil jefas de hogar en 92 municipios de 16 departamentos.
Estos son solo algunos ejemplos de acciones que van sumando para que la violencia contra esta población continúe disminuyendo. Claro que hace falta mucho trecho. No obstante, los esfuerzos se verán intensificados en los próximos meses.
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