Río de Janeiro, EFE
a Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G-20 comenzó ayer en Río de Janeiro con el lanzamiento de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, una iniciativa del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
La alianza nace con 148 miembros fundadores, con inclusión de 82 naciones, la Unión Europea, la Unión Africana, 24 organizaciones internacionales, 9 instituciones financieras multilaterales, incluyendo el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y 31 organizaciones filantrópicas, entre ellas las fundaciones Rockefeller y Bill & Melinda Gates.
La fundación surge igualmente con compromisos ya asumidos por unos 70 países y organizaciones internacionales para impulsar cerca de 40 proyectos específicos que prevén beneficiar con transferencias de renta a unas 500 millones de personas y con alimentación en las escuelas a unos 150 millones de niños.
Entre los proyectos figuran los propuestos por los Gobiernos de Burundi y Togo para transferirle subsidios financieros a 1.5 millones y 1.24 millones de pobres, respectivamente, o el que desarrollará Indonesia para alimentar adecuadamente a 82.9 millones de estudiantes de escuelas públicas.
“Mientras haya familias sin comida en la mesa, niños mendigando en las calles y jóvenes sin esperanza de un futuro mejor, no habrá paz. Sabemos, por la experiencia, que una serie de políticas públicas bien diseñadas tienen el potencial de acabar con el flagelo del hambre y devolver la esperanza y la dignidad a las personas”, dijo Lula en un video transmitido a los líderes al comienzo de la cita.
Milei se une a la propuesta
El gobierno del presidente Javier Milei anunció su adhesión a la Alianza, poco después de iniciada la cumbre de las mayores economías mundiales, según lo informa un comunicado oficial.
La ausencia de Argentina en la lista inicial fue interpretada al principio como otro de los vetos de Milei a la agenda de desarrollo sostenible, que busca poner fin al hambre, empoderar a las mujeres y frenar el cambio climático, entre otros objetivos.
El Gobierno brasileño admitió el domingo que algunos miembros del grupo estaban objetando asuntos que ya habían sido acordados en el ámbito ministerial sobre temas como cambios climáticos, agenda de desarrollo sostenible e impuesto a los magnates, que pasaron a ser discutidos a nivel presidencial.
“Ahora que llegó el momento de que todos los esfuerzos hechos hasta ahora (en declaraciones ministeriales) sean incluidos en la declaración de los líderes, tenemos algunos objetando asuntos vinculados a la agenda del clima y, especialmente, al impuesto a los acaudalados”, afirmó la ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva.
Aunque no mencionó los gobiernos que se resisten a tales acuerdos, la líder ecologista aludió a Argentina como el que más ha dificultado los acuerdos por un endurecimiento de la posición de Milei.
Deja un comentario