En la espesura de un bosque antiguo, donde los árboles se elevan majestuosos guardando secretos de eras pasadas, se ocultaba una mansión cuyas historias se habían entrelazado con el hilo del tiempo hasta volverse leyendas.
La familia Morales, seducida por el misterio y la promesa de una vida nueva, eligió este lugar para comenzar de nuevo, ignorando los susurros que se deslizaban entre las sombras del bosque.
La vida en la mansión comenzó como un idilio, un retiro pacífico lejos del caos del mundo exterior.
Pero a medida que las estaciones cambiaban, el encanto inicial dio paso a una serie de eventos que desafiaban toda explicación lógica.
Ruidos en la noche rompían el silencio con una urgencia que helaba la sangre, y sombras sin dueño danzaban en las paredes, como si antiguos habitantes invisibles despertaran.
Lucía, la hija menor de los Morales, se encontró en el centro de este torbellino sobrenatural.
Noches en vela, acosada por visiones de una dama vestida de luto, cuya presencia se sentía tan real que el aire parecía cargarse con su desesperación silenciosa.
Esta aparición, atrapada entre mundos, buscaba desesperadamente comunicarse, extendiendo su dolor más allá de la muerte.
Empujados por el amor a su hija y el deseo de desentrañar el misterio, los Morales indagaron en los oscuros rincones de la historia local.
Descubrieron que su hogar se erigía sobre un antiguo cementerio, olvidado por el tiempo, pero no por aquellos que allí
descansaban.
La dama de negro era el alma atormentada de una mujer cuyo amor, un sepulturero, había sido enterrado en ese mismo suelo, dejándola vagar en una búsqueda eterna.
La decisión de huir se convirtió en su única esperanza, pero la mansión tenía otros planes.
Cada intento de escape era frustrado por fenómenos aún más aterradores, con la dama de negro apareciendo en cada salida, sus ojos vacíos reflejando un abismo de soledad y desesperación.
La familia Morales se vio forzada a enfrentar la realidad: no eran dueños de su destino, sino peones en un juego macabro orquestado por la mansión y sus antiguos habitantes.
La casa, con sus raíces ancladas en el pasado y sus paredes impregnadas de tragedia, los había reclamado.
Pero Lucía, cuya conexión con el más allá había crecido, entendió que la clave para su liberación residía no en la huida, sino en la confrontación.
Guiada por sus visiones, la familia emprendió una última misión: liberar a la dama de negro de su tormento, uniendo su historia a la de la mansión para desentrañar el nudo de su maldición.
A través de rituales olvidados y la fuerza de su voluntad, los Morales lograron apaciguar el espíritu atormentado, ofreciéndole el descanso que tanto anhelaba.
Al hacerlo, no solo liberaron a la dama de negro, sino que también rompieron las cadenas que los ataban a la mansión.
La casa sin escapatoria se transformó entonces en un lugar de paso, un recordatorio de que incluso en los rincones más oscuros, la luz de la esperanza puede brillar.
La familia Morales, ahora custodios de este santuario entre mundos, decidió quedarse, guiando a otros que, como ellos, se encontraran perdidos entre las sombras del miedo y la duda.
Y así, la leyenda de la mansión y su dama de negro continúa, no como una historia de terror, sino como un cuento de redención y la eterna búsqueda de la paz.
Escucha atentamente, y entre el susurro de las hojas, encontrarás la verdad oculta en el corazón del bosque, en la casa que encontró su escapatoria.
Abraham Cuentacuentos
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