Saulo De León Durán
Superintendente de Bancos
comunicacionSIB
@sib.gob.gt
La crisis financiera global de 2007-2009 evidenció la necesidad de que las autoridades monetarias y de supervisión contaran con los mandatos legales e instrumentos para poder actuar oportunamente para mitigar el riesgo sistémico y preservar la estabilidad financiera. Asimismo, surgió la necesidad de disponer de un marco de política para detectar desequilibrios de un sector particular, que permitiera estimar la magnitud del impacto que pudiera ocasionar sobre el sistema financiero en su conjunto.
A nivel internacional surgió un nuevo enfoque conocido como política macroprudencial, que involucra a distintas autoridades monetarias y financieras, con el objetivo de limitar el riesgo sistémico con la adopción de acciones que incrementen la resistencia del sistema financiero a diferentes choques.
El objetivo de la supervisión macroprudencial es preservar la estabilidad y solidez del sistema financiero en su conjunto.
Las mejores prácticas orientan a que la supervisión microprudencial tradicional, basada en las instituciones individuales, se fortalezca con un enfoque macroprudencial que considere una visión integral del sistema bancario, por lo tanto, los enfoques micro y macroprudencial se complementan para promover la estabilidad financiera y mitigar la generación de riesgos sistémicos.
En ese sentido, el objetivo fundamental de la supervisión macroprudencial es preservar la estabilidad y solidez del sistema financiero en su conjunto.
La supervisión macroprudencial fortalece la resiliencia del sistema bancario y reduce vulnerabilidades, asegurando que el sector financiero pueda contribuir de manera sostenible al crecimiento económico y a la estabilidad del país.
La Superintendencia de Bancos, ha incorporado progresivamente medidas de supervisión macroprudencial en su marco regulatorio. Esta integración busca fomentar una gestión prudente de riesgos y mejorar la transparencia y la responsabilidad en el proceso de supervisión.
Entre las medidas ya adoptadas sobresalen la evaluación prospectiva del riesgo crediticio y la implementación de provisiones dinámicas con un enfoque contracíclico.
Estas provisiones son especialmente importantes porque mitigan los efectos procíclicos del crédito, suavizando las fluctuaciones en el ciclo económico. De esta manera, durante los períodos de expansión económica, se evita la acumulación de riesgos y, en los tiempos de recesión, se asegura la continuidad de la actividad crediticia, fortaleciendo la resiliencia del sistema bancario.
Asimismo, en el ámbito de la liquidez, Guatemala implementó el Coeficiente de Cobertura de Liquidez (LCR, por sus siglas en inglés), propuesto por los Acuerdos de Basilea, diseñado para garantizar que los bancos mantengan un nivel adecuado de activos líquidos que les permita cumplir con sus obligaciones a corto plazo. Este monitoreo constante de la liquidez contribuye a la estabilidad individual de las entidades y fortalece la integridad del sistema financiero en su conjunto.
La implementación de estas medidas demuestra el compromiso de Guatemala con una supervisión financiera moderna y robusta. Anticipar y mitigar riesgos sistémicos es clave para asegurar la estabilidad a largo plazo. La adopción de estándares internacionales y aplicación de herramientas innovadoras refuerzan la confianza en las instituciones financieras, fortaleciendo así la capacidad del país para enfrentar futuros desafíos.