La conmemoración del 80 aniversario de la Revolución de Octubre de 1944 fue por todo lo alto. Como debía ser. De la manera en que se festejan los grandes acontecimientos y se recuerdan las gestas patrióticas que fueron luz en medio de las tinieblas.
El programa, impulsado por la administración de Bernardo Arévalo y Karin Herrera, permitió recordar algunos de los grandes logros de lo que se ha dado en llamar la Primavera democrática. Obras que no solo se mantienen en el tiempo sino que continúan siendo bastiones en el bienestar social y comunitario.
El Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), el Código de Trabajo, el impulso de la educación y el conocimiento, la Ciudad Olímplica y la construcción de infraestructura productiva son herencias de un régimen que, sobre todo, apoyó las causas sociales y reinvindicó la democracia y la decencia en las instituciones estatales.
De esa cuenta, aquellas administraciones (1944 a 1954) se recuerdan con nostalgia. Con cariño, pero también como referentes de lo que se puede hacer cuando se piensa y planifica por el país.
Por eso ilusiona el mensaje de Herrera, quien en nombre del Estado le pidió perdón a la familia de Oliverio Castañeda de León, el líder estudiantil que hoy es emblema de una generación que inspira y se renueva en las aulas universitarias. Las lágrimas contenidas de la vicemandataria y docente sancarlista reflejan la tristeza de una época que marcó una historia triste. De terror y seguimientos que hoy vemos superada gracias a la expresión ciudadana representada en las urnas.
Los actos conmemorativos mostraron, valga citar al expresidente estadounidense Abraham Lincoln, lo que un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo consigue, pero también la vara con la que se ha de medir a Arévalo y a su equipo.
Hoy, Guatemala no solo tiene al hijo de uno de los dos mandatarios mejor recordados en la historia nacional. En estos momentos también se comparten ideas, valores y el deseo de reconstruir una nación saqueada. De gobernar a favor de los menos necesitados, de los grupos más vulnerables. Ahora, volvió la primavera, la que empieza a florecer. La que perdurará.