Marlon Leonel García Estrada
Octubre, un mes que evoca poderosos recuerdos en nuestra cultura y memoria colectiva. Este décimo mes resuena no solo por ser un símbolo de excelencia, y duplica como el “20” que se grabó en la historia de Guatemala en 1944, sino también por el color azul, que representa la nacionalidad, la lucha, y la reivindicación de aquellos que han peleado por un mundo mejor.
A lo largo de nuestra historia, los jóvenes han sido actores clave en momentos cruciales. Desde la creación de la Asociación de Estudiantes Universitarios en 1920 hasta la Revolución de 1944, la juventud ha estado a la vanguardia en la defensa de la democracia.
Desde la creación de la Asociación de Estudiantes Universitarios, en 1920, hasta la Revolución de 1944 la juventud ha estado a la vanguardia en defensa de la democracia.
Estos hitos no son solo recuerdos; son lecciones que nos inspiran a seguir luchando por un futuro más justo. Oliverio Castañeda de León, Maria Chinchilla, Alfonso Bauer Paiz, Luis Colindres, Rogelia Cruz, Robin García y Leonel Caballeros, son jóvenes que siguen siendo ejemplares por defender sus ideas.
Hoy nos encontramos en un contexto donde la juventud continúa levantando su voz. Los jóvenes se presentan como un movimiento renovado, una “revolución viva” que busca defender los principios democráticos. Este espíritu revolucionario se manifiesta en la necesidad de revitalizar organizaciones y movimientos locales y comunitarios.
En un mundo marcado por la globalización y el consumismo, las juventudes sienten una desconexión con la política, identificándose como de izquierda o derecha sin una comprensión clara de lo que implica. Sin embargo, hay un anhelo palpable de dignidad y paz, una búsqueda de espacios donde su voz y su influencia puedan ser escuchadas. Este es el momento de transformar esa inquietud en acción, de fomentar el diálogo y la reflexión.
A medida que avanzamos, es crucial unir fuerzas y revivir los ideales que nos han inspirado. La historia nos enseña que la unidad es nuestra mayor fortaleza. Al recordar la lucha de quienes nos precedieron, podemos encender los corazones de todos: empresarios, trabajadores, estudiantes y campesinos. La juventud de hoy, con su energía y creatividad, tiene el potencial de llevar adelante una revolución viva que no solo defienda la democracia, sino que también promueva la equidad y la justicia social.
Es hora de trabajar juntos por la unidad, la participación y la solidaridad; abracemos un octubre azul y blanco como símbolo de nuestra voluntad colectiva para construir un futuro mejor y hacer de esta revolución viva una realidad en nuestras vidas, defendiendo la democracia con pasión y determinación.