“Hay ocasiones en que uno se queda sin comer por gastar tanto en pasajes”, afirma, desconsolado, don Hugo Polac, residente de la zona 6 de la ciudad capital. A sus 58 años, madruga cada día y camina 20 minutos para alcanzar el Transmetro que lo lleva a la zona 1, a fin de ahorrarse el pago del taxi colectivo.
Cuenta que el trayecto es largo y agotador. Detalla que el uso del transporte público le toma más de dos horas. Transborda tres veces hasta llegar a su trabajo, en la zona 10. Gasta 14 quetzales ida y vuelta, todos los días.
Cuando las circunstancias lo obligan a usar un taxi colectivo, la tarifa aumenta, significativamente. Requiere dos tramos que le salen en 20 quetzales y otro de a 5, solo en el viaje de ida, para el mismo trayecto.
Historias como la de don Hugo se repiten entre vecinos de distintas zonas de la ciudad capital. Son relatos que coinciden en describir la precariedad del sistema de transporte público, con una cantidad insuficiente de buses, que obliga a los usuarios a soportar largas filas para abordar una unidad durante las horas pico o a caminar tramos extensos, a fin de llegar al trabajo o gestionar asuntos particulares.
La alternativa que se plantean es recurrir a medios más costosos, que impactan golpean sus presupuestos.
Más tiempo y gastos
Doña María Ester, vecina de la Atlántida, zona 18 capitalina, cuenta que el Transmetro es su principal medio de transporte, por el cual paga 1 quetzal para llegar a la zona 1. El gasto lo considera razonable.
No obstante, relata que su situación contrasta con la de los vecinos de colonias cercanas como El Limón, el Paraíso II o la Maya. “No hay transporte. Se tienen que movilizar por tramos y sale caro. Cada taxi colectivo cobra entre 10 y 15 quetzales”.
Esto, sin tomar los tiempos que requiere cada desplazamiento. Según doña María Ester, antes, de El Limón a la zona 1 el trayecto tardaba media hora. Hoy, son 120 minutos y las familias, prácticamente, trabajan solo para pagar el bus.
En otras circunstancias, José López reconoce que, aunque en ciertos aspectos el transporte se ha modernizado, sigue siendo ineficiente. Además, los costos se han disparado. “Con un quetzal uno se movilizaba; ahora ya no es lo mismo”, apunta.
López comenta que su hija, residente de Nimajuyú, zona 21 de la ciudad capital, quien trabaja en la zona 10, ha visto cómo sus gastos diarios en transporte han aumentado. Dice que han llegado a 30 quetzales por día, en taxis colectivos y buses, un trayecto que antes no superaba los 6 quetzales.
Historias que se repite
Tania García, estudiante de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), residente de la zona 5 de Mixco, detalla las dificultades que enfrenta en su rutina. “Pago 5 quetzales para llegar a la San Juan. Luego, abordo un Transmetro de 1 quetzal. De ida y vuelta gasto 12 quetzales como mínimo. No uso taxis colectivos porque me saldría en 22 quetzales; además de creer que es un servicio inseguro y por ser mujer”.
La espera de transporte es otra complicación. “Los buses pasan cada 20 minutos y, a veces, he esperado entre media hora y una hora. Es muy difícil”, resalta.
Andrea Urrutia, otra universitaria, comparte su experiencia al trasladarse desde zona 7. “Para llegar al Transmetro tengo que caminar unos 15 minutos. Aunque hay buses que pasan cerca de mi casa, a la hora en que salgo ya vienen llenos, lo que me retrasa más, así que prefiero caminar”.
Brenda López, quien sale de la colonia El Milagro, destaca lo costoso que se ha vuelto pasar de Colinas de Minerva. “Gastamos 5 quetzales en bus hasta El Rodeo, pero si venimos en taxi colectivo nos cobran 10. De aquí (El Rodeo) a Minerva, son 7 quetzales y solo hay taxis. Ya serían 12 o 17, más el regreso”, comenta.
Cuando Brenda debe ir a la avenida La Reforma o a la zona 10, los costos aumentan. “Son 5 quetzales hasta El Trébol y otros 5 para llegar a la Reforma. Los colectivos cuestan 10. En fin, “el traslado sale muy caro, pues los precios se dispararon a partir de la pandemia. Y nunca volvieron a bajar”, manifiesta.
Erick de la Cruz, residente de la colonia El Rodeo, coincide en que los valores subieron desde el Covid-19 y continúan elevados. “Me dirijo a El Trébol y gasto 5 quetzales, más 8 del Transurbano, porque voy hacia la Petapa. Son 13 por trayecto. Con el regreso suma 26. No subo a colectivos, porque cada tramo me costaría 20 quetzales. Más el regreso”.
De la Cruz también cuestiona la calidad del traslado. “Ni siquiera es un buen servicio. Después de tantos años seguimos con los mismos problemas de inseguridad y buses llenos que no se dan abasto”, lamenta.
La voz de expertos
Luis Rafael Valladares, del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR), advierte que los buses nuevos vienen a sumarse a la congestión vehicular y no representan ahorro de tiempo ni monetario.
El analista detalla que los ciudadanos deben escalonar, de diferentes formas, la llegada a su destino. “Un tramo en bus, otro en taxi, uno más en mototaxi y el resto a pie. Todo eso suma al gasto por movilización, sin olvidar los riesgos que los cambios conllevan”, ejemplifica.
Consideran que las autoridades se empecinan en planificaciones que, a todas luces, no soluciona la problemática.
El experto sugiere que se habiliten rutas exclusivas para el transporte público. Además, cree que se aprovecharía el tiempo de traslado y se reducirían los costos.
Ricardo Hernández, cofundador del Movimiento Biciudad, reitera que un buen sistema de transporte público garantiza la accesibilidad con los equipamientos y servicios que el ciudadano necesita, lo cual garantiza la asequibilidad.
Hernández enfatiza que los precios son altos y golpean la economía familiar, dados los salarios existentes. “Se tiene que crear una buena red de transporte que abarque todos los barrios, que conecte los lugares adonde la gente se desplaza para ir a sus trabajos, hospitales, centros de salud, escuelas, colegios o universidades.
Refiere que, en Madrid, por 54.60 euros (Q470) al mes, los usuarios puede utilizar todos los sistemas de transporte de la capital, de forma ilimitada. Una red que es de calidad. “Sale mucho más barato moverse en Madrid, en términos de precio, y eso sin contar que allá los salarios son más altos”, subraya Hernández.
De acuerdo con Alfredo Maúl, de la Asociación Ambiental G-22 y creador del Tuk Tuk Solar, refuerza el hecho de que se tiene que generar una política pública, que no existe en temas de movilidad y seguridad vial, e invertir en una planificación efectiva.
Tanto Hernández como Maúl, desde sus organizaciones, forman parte del movimiento que impulsa la Ley de Movilidad, cuya finalidad es que en el país se tenga un marco integral, que fomente el movimiento urbano y rural eficiente, equitativo y sostenible.
Expresiones
Explicaciones municipales
Al ser consultada la comuna capitalina, el Departamento de Comunicación respondió que la movilidad es uno de los pilares para lograr un desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida. Se refirió que bajo esa premisa están en camino varias iniciativas innovadoras, que tienen el propósito de modernizar y hacer más eficiente la red de transporte público.
Dicen estar conscientes de los desafíos que implica el estado del sistema, así como de los costos y la disponibilidad, como es el caso de las zonas 18 o 21. Por lo que proyectos como TuBus y el futuro AeroMetro serán soluciones económicas, seguras, sostenibles y equitativas, añadieron.
Recordaron que TuBus está diseñado para modernizar el transporte urbano. Se crearon rutas y se contará con flotas de última tecnología, para ir desde los barrios de las distintas zonas hasta las áreas comerciales y laborales. Se incorporarán tramos.
El Departamento aseguró que el AeroMetro se sumará al sistema multimodal. Se integrará al Transmetro y TuBus para hacer que este sea un sistema más rápido, eficiente y barato, que disminuirá la congestión de carros y el costo del transporte para muchas zonas. Facilitará que los vecinos accedan a sus trabajos y regresen fácilmente a sus hogares, concluyeron.