La concepción es uno de los ciclos más maravillosos de los seres humanos. Muy similar a la satisfacción que se siente cuando se cierra la carrera intermedia o la universitaria. Tan ilusionante como la consecución del primer trabajo o la compra de bienes muebles e inmuebles que evidencian el desarrollo y crecimiento propio o ajeno.
Sin embargo, la vida no siempre es justa. Nos dificulta cerrar etapas. A veces golpea con fuerza y nos pone en situaciones complicadas. En desventaja frente a nuestros contemporáneos. En ocasiones, se pierden los derechos y se obliga a adquirir compromisos que no se desean. Para los que no se está preparado.
El embarazo en niñas y adolescentes es uno de esos momentos difíciles, porque obligan a saltarse los procesos naturales de la vida. Complicado entender estas situaciones.
Aunque nos sean familiares. Pese a que podríamos haber sido o ser testigos de estos abusos. Porque hay que decirlo: la gestación de menores es una acción ilícita que debe perseguirse y castigarse. La impunidad torna imposible cerrar ese círculo perverso.
Pero intentemos ponernos en los pies de esas pequeñas y jóvenes de 10 a 17 años que resultan esperando bebé. De esas adolescentes a quienes se les detiene el derecho a realizarse como estudiantes y profesionales que, de repente, dejan de ser niñas y pasan a ser madres. Menores que no pudieron elegir su destino y se ven arrastradas a una convivencia que no quieren ni merecen.
Lamentablemente, Guatemala continúa llevando una carga muy pesada en este sentido. Los registros de embarazos en niñas y adolescentes siguen preocupando. El más reciente reporte del Observatorio de Salud Reproductiva, agosto 2024, consigna 38 mil 488 embarazos y nacimientos, de los cuales 1 mil 298 fueron concebidos por niñas de 10 a 14 años.
Números oficialmente registrados, que reflejan tiempos que hay que revertir. Como lo expresó la presidenta en funciones, Karin Herrera, en su visita a Huehuetenango, el departamento con el segundo mayor índice en este tipo de casos. Este es un compromiso de todos, un problema intolerable. Que obliga a actuar. A tomar acciones urgentes.