Fotos: Minex
Los encargados del comercio exterior de Guatemala y Perú se sentaron ayer a la mesa para tratar de darle vida al Tratado de Libre Comercio (TLC) que ambas naciones firmaron en 2013. Aquí ya fue ratificado por el Congreso de la República, no así el Organismo Legislativo peruano.
El viceministro de Integración y Comercio Exterior, Héctor José Marroquín, explicó ayer que ya no hay nada que agregar, pues todo depende de las autoridades legislativas de aquel país. “La intención es retomar las discusiones para que pueda rubricarse finalmente; únicamente estamos pendientes de que allá se cumplan los procesos de ley”, manifestó el funcionario.
Una década perdida
Han pasado 11 años desde que finalizaron las negociaciones y suscripción del convenio, en 2013. “Ha sido por cuestiones puramente administrativas”, argumentó Marroquín. Sin embargo, Enrique Lacs, exministro de Comercio Exterior y quien hizo los últimos intentos para que el país sudamericano lo convalidara, tiene una versión más amplia. “Es una larga historia”, expresó.
De acuerdo con el especialista, el problema fue que el Gobierno peruano aplicó lo que se denomina “banda de precios” a productos agrícolas que Guatemala exporta como al azúcar. Esta regla implica que cuando los precios internacionales bajan, ellos imponen una tasa arancelaria más alta, o a la inversa, con el propósito de proteger su industria azucarera. Perú produce el endulzante pero no es autosuficiente. “El problema aquí es que la Organización Mundial de Comercio prohíbe ese tipo de prácticas”, explicó el ex viceministro y ahora director ejecutivo de la Cámara Guatemalteca de Alimentos y Bebidas.
El desbalance
Por ahora, el intercambio comercial es ampliamente a favor de Perú. Por ejemplo, en 2019 Guatemala importó productos por 97.7 millones de dólares mientras que sus exportaciones se quedaron en 44.3 millones. En 2023, las ventas a la nación sudamericana alcanzaron los 85.8 millones y las compras, 138.8 millones de dólares.
Los principales productos que Guatemala vende a Perú son azúcar, papel y cartón, químicos, confites, insecticidas y plásticos. En cambio, importa grasas y aceites comestibles, frutas secas y congeladas, entre los más importantes. “El TLC nos puede ser de mucho beneficio porque tendríamos la oportunidad de equilibrar la balanza comercial”, expuso el viceministro.
Según ambas partes, hay voluntad de ponerlo en vigencia el próximo año.