Es usual escuchar decir a padres de familia que la única herencia que le dejarán a sus hijos es el estudio. Claro, en estos tiempos es imposible que niños, jóvenes y adultos no dimensionen las ventajas que conlleva la adquisición de conocimientos. Hoy, pocas personas se atreven a contradecir que apostar por la enseñanza es construir el futuro.
Desafortunadamente, Guatemala va en desventaja. La experiencia y resultados muestran que lejos de avanzar en la materia, en especial en el sector público, los anteriores gobiernos encontraron en el Ministerio de Educación (Mineduc) una máquina para hacerse de riqueza indebida. Algo triste, que implicó retrocesos en la matrícula y en la calidad educativa.
Hoy, la situación ha cambiado. También la mentalidad y prioridades de las autoridades. En este sentido, hay que destacar el papel que en esta revolución de la enseñanza desempeña la vicepresidenta Karin Herrera, una persona con una trayectoria académica incuestionable y un prestigio indiscutible en el sector docente. Igual reconocimiento deben tener el mandatario Bernardo Arévalo y Anabella Giracca, titular del Mineduc.
Es en este marco que se debe valorar la inauguración del primer Club de Ciencias en Guatemala. Un centro que busca despertar el interés, de niños y jóvenes, en la investigación, en el conocimiento. Uno de los 190 que el Gobierno proyecta abrir en 2024.
Dicha iniciativa, liderada por Herrera y por la Secretaría Nacional de Ciencia y Tecnología (Senacyt), evidencia las motivaciones que hay detrás de quienes entienden que sin educación este país no saldrá adelante. Que saben que la ignorancia retrasa el desarrollo y la prosperidad de los pueblos.
Quienes ya peinan canas, que vivieron aquellos tiempos cuando se reprimía y castigaba el conocimiento, observarán con esperanza estos nuevos tiempos. Incluso, aquellos que huyeron de su patria por pensar y expresarse sabrán apreciar estos cambios. Ellos serán los principales portavoces de esta revolución educativa.
Porque, hay que entenderlo, la patria está cambiando. El país avanza. Crece. Hoy, el conocimiento se inculca. No se reprime.