Mi’nawee’ López González
Dirección General
Desde la voz del trabajo comunitario, donde reside la fortaleza de nuestra historia. Donde las mujeres jóvenes indígenas estamos dando un paso al frente, iniciando un camino hacia la inclusión y participación en espacios de toma de decisión.
Se ha demostrado que nuestras voces pueden resonar con fuerza en cada rincón, que nuestras ideas son innovadoras y que nuestra presencia en espacios de incidencia es esencial para construir un futuro donde todas las personas podamos alzar la voz.
La participación de mujeres jóvenes indígenas en espacios públicos es una necesidad para el fortalecimiento de la democracia, porque incorporan perspectivas desde las culturas o la propia cosmovisión, sumado al reconocimiento de la sabiduría de nuestros ancestros.
La inclusión no es solo cuestión de presencia.
Actualmente más mujeres jóvenes indígenas están accediendo a la educación superior, participando en organizaciones, instituciones públicas y liderando movimientos sociales. Estamos redefiniendo lo que significa ser líder, mostrando que la fuerza de una mujer indígena no solo radica en su capacidad para resistir, sino también en su habilidad para innovar y guiar con empatía.
Sin embargo, la inclusión no es solo cuestión de presencia; es también de compromiso, responsabilidad y visión colectiva. No es suficiente estar sin tener la claridad de lo que se desea construir, es fundamental que las propuestas y decisiones estén encaminadas a un objetivo en común “el desarrollo de la juventud”.
Como mujer que pertenece a un pueblo que se caracteriza por su resiliencia, soy creyente del trabajo colectivo; el cambio verdadero y duradero no se logra de manera individual, sino a través de la unión de fuerzas y voluntades.
Lo que hace relevantes las alianzas estratégicas y compromisos interinstitucionales, el liderazgo y la voluntad política que son pilares fundamentales para la implementación de acciones enfocadas en los derechos de la juventud.
La oportunidad de que una institución pública sea dirigida por dos mujeres jóvenes indígenas es sin duda un gran logro y un paso al frente. El compromiso, la convicción y la fortaleza colectiva serán la brújula que acompañen este recorrido.
La inclusión de las jóvenes indígenas en espacios de toma de decisión es un avance significativo y debemos seguir abriendo puertas para las futuras generaciones. Es nuestro deber, como mujeres mayas, garífunas, xinkas, ladinas o mestizas, caminar juntas para seguir reflejando la diversidad, la sabiduría y la fortaleza. Por nosotras y por todas las que vendrán después.