Rodolfo Zelada
Periodista
La credibilidad de periodistas y medios radica en la veracidad de la información que proporcionan a su público. La reputación de ambos se centra en verificar cada detalle de la noticia que se transmitirá. Sin embargo, el auge en el uso de las redes sociales para informar ha provocado que se privilegie la inmediatez sobre la precisión.
El domingo último se registró un caso en el que la falta de precisión provocó que se “confundiera”a la audiencia de un medio de comunicación y a la sociedad en general. En un accidente de tránsito ocurrido en la ruta a Fraijanes, falleció una maestra que viajaba con su familia. La víctima fue identificada como Ingrid Álvarez, a quien de inmediato confundieron con la comunicadora del mismo nombre.
El auge en el uso de las redes sociales para informar ha provocado que se privilegie la inmediatez sobre la precisión.
En el transcurso de la mañana, las redes sociales se llenaron de mensajes lamentando el deceso de la expresentadora de noticias, quien actualmente conduce un programa radial matutino. Claro está que toda muerte es lamentable, pero en este hecho específico, se informó sobre el fallecimiento de alguien que no era, situación que no puede permitirse un periodista o medio, pues la información debe publicarse hasta tener completamente corroborados los datos. Es decir, ser precisos.
Este no es un caso aislado. Por el contrario, son recurrentes las publicaciones que tienden a desinformar en lugar de informar. Semanas atrás también circuló una publicación que lamentaba el fallecimiento de Ana María Rodas García, una galardonada escritora quetzalteca; sin embargo, luego que las muestras de solidaridad fueron creciendo en redes sociales, se estableció que se trataba de un homónimo, pues la familia de la literata aclaró que ella se encontraba bien.
Como consumidores de la información de medios de comunicación y redes sociales, debemos ser cautos al momento de compartir ciertas noticias, pues también existen varias cuentas que solamente se dedican a desinformar, una situación en la que podemos convertirnos en cómplices si no nos percatamos de la intencionalidad con la que están manejando los datos que se publican. Cabe tomar en cuenta que la desinformación solo causa división entre la sociedad.
