El presidente Bernardo Arévalo lo tiene claro. Su poder viene del pueblo y a él debe responderle. Sabe, también, que las soluciones a problemas ancestrales pasan por la visión de las comunidades originarias, las que fueron olvidadas por administraciones anteriores.
El más reciente convenio social lo suscribió ayer con líderes indígenas de Chichicastenango, Quiché. Antes lo hizo con representantes ixiles, chortís, xincas y tujaales. Los acuerdos también alcanzan a Los 48 cantones de Totonicapán. Lo cierto es que estas alianzas sociales le permitirán al Organismo Ejecutivo mostrar su sentido democrático y plural y definir las obras prioritarias para atender cada región.
Pero la estrategia es más profunda y amplía. Por ejemplo, se ganan apoyos y se garantiza la gobernabilidad. El mandatario y la vicegobernante Karin Herrera están conscientes de que están en el lado correcto de la historia y a ese punto quieren sumar a las fuerzas vivas.
Además, las mafias hacen más fácil este ejercicio. Desde la primera vuelta electoral (25 de junio de 2023), los guatemaltecos están sabidos de que la lucha por el poder tiene sus diferencias. Por un lado está la decencia y la construcción de una república próspera, que vele por todos y no solo por los sectores de siempre.
En el otro extremo, con escasos, pero fuertes partidarios, están quienes exigen privilegios y se empeñan en continuar saqueando el erario. El pacto de corruptos le llaman al cártel, donde se aglutinan jueces, magistrados, fiscales, empresarios y politiqueros.
La comunidad internacional también lo tiene claro. Las manifestaciones de apoyo al gobierno de Arévalo y Herrera son constantes, así como las invitaciones a estrechar las manos de sus gobernantes.
A los mafiosos se les reprende, aparta, excluye. Ni siquiera se les permite el ingreso a sus territorios, por mucho dinero que se hayan agenciado, producto del robo descarado e impune que efectuaron, con mayor descaro, entre enero de 2016 a enero de 2024.
Lucha por la democracia y estabilidad de las instituciones. Salvar al país de las garras de los insaciables. Esa es la misión del Ejecutivo. Un propósito que suma voluntades.