París, EFE
Los Juegos Paralímpicos de París alzaron el telón luego de una ceremonia de inauguración cargada de simbolismo, en la que bajo el lema “de la discordia a la Concordia”, la llama del mayor movimiento deportivo de personas con discapacidad iluminó el cielo de la capital francesa al enviar un mensaje sobre la importancia de la inclusión.
Por primera vez en la historia de las justas, la actividad salió fuera de un estadio para celebrarse en un marco excepcional, en la explanada de los Jardines de las Tullerías, en la plaza de la Concordia.
Alexander Ekman, elegido por el director artístico de París 2024, Thomas Jolly, para coreografiar la ceremonia, quiso mandar al mundo un mensaje poético y sensible, el de la exposición de “una paradoja entre una sociedad que pretende ser inclusiva pero que también, en ocasiones, sigue llena de prejuicios hacia las personas con
discapacidad”.
La coreografía, tras el vuelo de los Alphajet del ejército por el cielo dibujando los colores de la bandera francesa, mostró la historia de dos grupos que pasan “de la discordia a la Concordia”, utilizando la creatividad como medio para salvar la distancia que los separa, manteniendo siempre una delgada línea entre la danza, el arte y el deporte.
Unos 50 mil espectadores vibraron en las gradas de la que originalmente fue llamada Plaza de Luis XV, fue rebautizada como Plaza de la Revolución, marcando el momento en que fue escenario de los acontecimientos más simbólicos de la Revolución francesa, especialmente la ejecución del rey Luis XVI.
Las 168 delegaciones, récord histórico de participación, suponen mejorar el récord anterior de 164 en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 y de Tokio 2020, con tres países (Eritrea, Kiribati y Kosovo) que harán su presentación oficial en una cita.
Por su parte, Tony Estanguet, presidente del Comité Organizador de París 2024, declaró que “hay pocos eventos como este que puedan hacer un mundo mejor”, y aseguró que “la revolución paralímpica, suave, sirve para transformar” a la sociedad.
Los encargados de encender el pebetero fueron los abanderados franceses Alexis Hanquinquant y Nantenin Keïta junto con otros tres deportistas galos, Charles-Antoine Kouakou, Elodie Lorandi y Fabien Lamirault.