Saulo De León Durán
Superintendente de Bancos
La influencia de la innovación tecnológica en las actividades diarias conlleva un desafío para todos los sectores, incluyendo el financiero. Dicha innovación está cambiando el comportamiento de los clientes y la forma en que se prestan los servicios financieros, lo cual representa para las instituciones financieras una oportunidad de desarrollo, agilidad e inclusión financiera.
En su IV informe sobre Fintech en América Latina y El Caribe, intitulado Un ecosistema consolidado con potencial para aportar a la inclusión financiera regional, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) destacó que el ecosistema Fintech creció más del 340 por ciento en la región, pasando de 703 empresas en 18 países en 2017 a 3 mil 069 empresas en 26 países en 2023.
El informe atribuye el fuerte crecimiento del ecosistema a la alta demanda de los consumidores financieros.
El informe atribuye el fuerte crecimiento del ecosistema a la alta demanda de los consumidores financieros, al estado de la infraestructura digital financiera y a la disponibilidad de una fuerza laboral especializada.
Asimismo, dicho informe indica que los segmentos de mercado con el mayor número de emprendimientos continúan siendo pagos y remesas con el 21por ciento del total; préstamos con el 19 por ciento; gestión de finanzas que representó el 13 por ciento; y tecnología de instituciones financieras con el 12 por ciento.
No obstante, el mayor número de emprendimientos se concentra en las economías más grandes de la región, el BID destaca que, en Perú, República Dominicana, Uruguay, Costa Rica y Guatemala, el ecosistema Fintech se está desarrollando con notable dinamismo, al registrar un crecimiento anual promedio del 44 por ciento entre 2017 y 2023.
Por otra parte, según este organismo, para las autoridades financieras (como superintendencias financieras, comisiones del sector financiero y bancos centrales) abordar un sector tan dinámico y complejo como lo es Fintech es un desafío que implica considerar el balance entre innovación, inversión y beneficios de diversificar la oferta de servicios financieros, entre otros aspectos.
En ese sentido, con los objetivos de la regulación necesitan enfocarse en (a) protección de los inversionistas; (b) mercados justos, eficientes, y transparentes; y, (c) reducción del riesgo sistémico (IOSCO, 2024).
Por otra parte, el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea explica en sus “Principios básicos para una supervisión bancaria eficaz”, actualizados en abril de 2024, que la digitalización de las finanzas puede amplificar los riesgos tradicionales (por ejemplo, los riesgos de liquidez, operativos y estratégicos), mientras que los canales de comunicación digitales pueden propagar más rápidamente el estrés
bancario.
Asevera también que para que la supervisión siga siendo eficaz, los supervisores deben asegurarse de que pueden seguir accediendo a la información relevante (independientemente de donde se encuentren los registros) de las actividades de las entidades supervisadas, incluidas las realizadas por terceros que respaldan operaciones críticas de los bancos.
Lo anterior, con objeto de promover la estabilidad y confianza en el sistema financiero supervisado, así como incentivar la innovación en la prestación de productos y servicios financieros.