Beirut, EFE
El grupo chií libanés Hizbulá lanzó ayer 320 proyectiles contra 11 instalaciones militares en el norte de Israel, como venganza por el asesinato de su máximo comandante, Fuad Shukr.
Entre la lista de objetivos anunciados por Hizbulá, está la principal base de inteligencia aérea para el norte de Israel, en Merón, que ya fue atacada en ocasiones anteriores; así como cuarteles en los Altos del Golán ocupados, que son considerados de envergadura.
El Estado judío cree que la intención del movimiento chií era alcanzar la base de Gilot, cerca de la ciudad mediterránea de Herzliya, en el centro, cercana a Tel Aviv y donde se ubican varias unidades de inteligencia del Ejército y la sede de su agencia para el exterior, Mosad.
Solo una respuesta inicial
La formación libanesa dio por concluida la operación “por hoy”, pero alertó de que se trata solamente de una “primera fase”.
El inicio de la respuesta se produjo tras 72 horas especialmente intensas de acometidas por parte de Israel, que ya preveía que se produjera a corto plazo tras casi un mes de demoras.
En medio de una intensificación de su campaña contra Hizbulá en el sur del Líbano, el Estado judío mató el viernes a siete combatientes del grupo con cinco bombardeos selectivos en un solo día, que además cerró con ataques aéreos contra objetivos vinculados también en Siria.
De hecho, pocas horas antes de la respuesta de este domingo, más de un centenar de cazas israelíes bombardearon varios puntos del sur del Líbano, en lo que el Ejército del Estado judío describió como acciones preventivas.