Una red hospitalaria en total abandono; eso fue lo que encontró el gobierno del presidente Bernardo Arévalo y la vicemandataria Karin Herrera. Asimismo, la construcción de centros asistenciales inconclusos, como el caso del nosocomio de San Pedro Necta, Huehuetenango. A este y otros temas se refiere el titular del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), Joaquín Barnoya, en la siguiente entrevista.
¿Cómo recibieron la red hospitalaria del país?
Lo que encontramos fue una red hospitalaria con 20 o 30 años de abandono, a pesar de que pasamos por una pandemia de Covid-19, que dio la oportunidad de mejorar los nosocomios. Sin embargo, estaba completamente desatendida, pero durante estos meses de Gobierno se ha logrado reabastecer y remodelar los 19 centros hospitalarios del país.
¿Qué implica el reestablecimiento de estos servicios?
Desde remodelaciones menores, tipo pintura, hasta lo más importante que es mantener más allá de un 90 por ciento de abastecimiento, tanto de medicamentos como de equipo hospitalario.
¿Han detectado más anomalías respecto a reparación y construcción de hospitales?
Cada uno tiene su unidad de asuntos internos, la cual realiza las investigaciones correspondientes. Lo importante es que se esté denunciando y se le está dando seguimiento a los señalamientos de anomalías con investigaciones.
¿Cómo avanza la recuperación del centro asistencial de Ixcán, Quiché?
Se está evaluando, son procesos que se tienen que analizar. Por ejemplo, comprobar en qué estado quedó y cuándo tenemos que empezar. Se invirtió muchísimo dinero y se tiene que ver cuánto de ese dinero realmente se perdió y de dónde tenemos que empezar la obra, o si hay que comenzar de cero. Pero Ixcán es un área particular que le estamos poniendo más atención.
¿Se ha frenado el robo de medicamentos?
El robo de medicina no es nada nuevo; son problemas que llevan décadas con estructuras ya bastante establecidas. Eso se ha venido dando desde el robo hormiga hasta los contratos enormes con la industria farmacéutica. Por eso, es un proceso que lleva tiempo, se tiene que empezar a trabajar desde los inventarios hasta el tipo de fármacos que se está solicitando y por qué se estaba requiriendo. Pero esto sucede hasta en los hospitales privados, y es algo que poco a poco se tiene que ir solucionando.
¿Se tienen nuevos proyectos hospitalarios?
El de Sololá, que lo acabamos de ir a ver con el señor Presidente; lleva 30 por ciento de avance y va a tener enfoque multicultural, porque está en un área plurilingüe y multicultural. Además, se está por subir la licitación del hospital de Jutiapa. Hay obras como la de San Pedro Necta, Huehuetenango, que quedó a medias. Esos trabajos se están retomando. Pero no solo es construir hospitales, también centros de salud y de atención primaria. Estamos por inaugurar centros de salud financiados por el Banco Mundial en las próximas semanas.
¿Cuántos puestos tienen como meta inaugurar?
Tenemos como meta inaugurar 400 puestos durante los cuatro años de Gobierno. Queremos descentralizar los servicios y cambiar ese paradigma de nivel primario, secundario y terciario y volverlo a una red donde el paciente tenga seguimiento a través de las diferentes atenciones.
¿Hay coordinación entre Salud y el Mingob para la atención de reos en los hospitales públicos?
Sí, ese es un problema que igual se viene arrastrando de años anteriores. Obviamente, el Ministerio de Salud es el principal proveedor del servicio y los privados de libertad están bajo la custodia del Ministerio de Gobernación. Entonces, se está trabajando con una mesa interinstitucional para proveerles los servicios en donde están presos. Mientras tanto, se agilizan los procesos de transferencia, se explora también la telemedicina y se trabaja con la primera dama, ya que también hay mujeres embarazadas y niños cuyas madres o los menores a cierta edad están privados de libertad porque la mamá está en prisión. Es un problema complejo que requiere una solución multidisciplinaria y a largo plazo.
¿Cuándo se prevé la primera dotación de medicamentos por parte de UNOPS?
No se sabe exactamente, porque esto es un proceso. Después se va a hacer una conferencia de prensa coordinada con UNOPS para que se explique realmente cómo funcionan las reglas de juego. La UNOPS no es más que otro proveedor de medicinas, como mecanismo de compra por parte de la OPS o Comisca. Lo que va a hacer es bajar el costo de los fármacos
¿Cuál considera que será el mayor reto de su gestión?
No diría mi mayor reto, sino nuestro mayor reto; esto no es un esfuerzo de una persona, es de un equipo. Tomamos el ministerio un equipo y nuestro mayor reto va a ser mantener la transparencia, dignificar al servidor de salud pública y entregar los hospitales, por lo menos, un poco mejor de lo que los encontramos. También, hacer énfasis en que se tiene que dejar de ver a la cartera de Salud como nada más un prestador de servicios de salud en hospitales, en centros de salud, en CAIMIS, en CAPS y verlo más allá del que le dé una pastilla o que le va a auscultar el corazón, sino verlo también como que alguien se preocupa de la dieta, del consumo de tabaco, de comidas ultraprocesadas.
¿En cuanto al personal médico, cómo avanzan los traslados al renglón permanente?
Esta cartera es enorme y el principal empleador en servicios de salud del país. Hay más de 5 mil empleados en salud pública y asistencia; hay un poco más de 3 mil traslados a personal permanente. Es un proceso que tiene que pasar por una selección de elegibilidad y también de que tengan las cualidades para estar en sus puestos.
Parte del reajuste presupuestario aprobado por el Congreso de la República se destinará al ministerio…
Sí. Hay una buena parte para el Ministerio de Salud, para reforzar la atención primaria en salud, pero también está para el hospital de cáncer y para la Ley de Atención Integral al Cáncer.