Su convicción de que la interpelación es necesaria en un sistema republicano, deja en claro Fernando Bon, representante de Alianza por un Congreso Eficiente, quien también repara en que los congresistas la han usado solo para presionar al Ejecutivo.
El experto analiza los retos y desafíos que prevé para el segundo período de sesiones en el Legislativo, en particular, sobre los juicios políticos a los funcionarios de Gobierno, así como de las leyes que deben ser reformadas; entre ellas, la normativa electoral y la del Legislativo. Percibe, además, que las comisiones han dejado de hacer trabajo legislativo y se han dedicado solo a fiscalizar.
¿Qué retos y desafíos afrontará el Congreso?
Se viene la elección de Cortes y, algo que a mí me preocupa, la elección de la Junta Directiva, que es bastante importante porque va a distribuir las fuerzas. Si bien hemos tenido un año un poco entrampado, en el que pareciera que no avanza ninguna agenda, al final de cuentas, los directivos actuales sí han mantenido la misma línea que el Presidente (de la República).
¿Cuál es el escenario para la elección de la Directiva?
Hay distintas rupturas en algunos de los bloques, que no estaban a principios de año. Sabemos que Cabal está bastante fraccionado, la UNE ya lo estaba y pareciera que se sigue quebrando más. Vamos
es la bancada más grande y conectándose con algunos partidos satélites, que tengan la misma tendencia que ellos, podrían ir a la búsqueda de la Junta Directiva. Será importante ver cómo se van a redistribuir las fuerzas, porque tenemos un Legislativo completamente opositor al Gobierno.
Imagínense, cuántas interpelaciones y citaciones tenemos. Pareciera que ningún grupo está tan fortalecido, porque si bien la bancada de oposición es bastante grande, tampoco están completamente unidos, pero pueden encontrar puntos en común.
¿Hay condiciones políticas para que el Gobierno alcance consensos para la continuación de la misma Junta Directiva?
Es posible, mas tampoco fácil. Creo que sí se podría llegar a estos acuerdos, sobre todo por el fraccionamiento que hay en los distintos bloques. Esto no quiere decir que sería la misma Directiva, pero sí mantener las mismas características.
¿Qué se espera de los diputados en la elección de Cortes?
Que sean eficientes y que no sea un proceso que dure meses, a fin de romper plazos.
¿Qué leyes son necesarias y debieran conocerse en este segundo período de sesiones?
La reforma a la Ley Electoral. Aunque las elecciones sean en tres años y medio, la reforma tiene que hacerse lo más pronto posible, porque si se aprueba en el último año ¿qué tiempo le da al Tribunal Supremo Electoral para actuar sobre los comicios venideros? Lo que queremos es que se solucionen los problemas que vimos en las elecciones; en ese sentido, la Ley Electoral es clave. También, es importante reformar la Ley del Organismo Legislativo.
¿Por qué?
Hay abusos de los diputados y es cuestión de que la ley se los permite. Por ejemplo, en el tema de asistencia y excusas por enfermedad que pareciera son sacadas de la manga. No hay sanciones, pues estas recaen sobre la Junta Directiva y, en el ámbito político, es complicadísimo sancionar a un compañero de trabajo. Entonces, la ley no debe dejarlo en manos de directivos, sino que sea una cuestión administrativa, con sanciones claras.
¿Qué más debería corregir en esta normativa?
Hay una cuestión en las comisiones de trabajo, que es donde nosotros vemos la mayoría de flaquezas. Estas son el corazón del Legislativo, porque ahí entran los anteproyectos y se analizan, cambian o se trabajan nuevos. Uno de los problemas es que las sesiones se realizan de manera continua (la ley dice que deben sesionar dos veces por mes, mínimo), sin tiempo para hacer análisis y sin una agenda clara. Se supone que deberían de publicar una agenda de trabajo, pero no se publica, no se conoce nunca. Publican las actas, ¿pero contra qué lo contrasto?
Otra cuestión es que son demasiadas. En este semestre, 14 comisiones no recibieron iniciativas de ley. Pareciera que dejaron de hacer trabajo legislativo y comenzaron solo a fiscalizar. Mire la gráfica que sacó el Gobierno, más de mil citaciones en el Parlamento.
¿Cómo afecta esto?
Entorpecen ambas agendas, la del Legislativo y la del Ejecutivo, porque lo que están haciendo es ir a preguntarle a funcionarios, sin realmente tener un efecto. Porque que uno dijera, va, esta semana se citó a funcionarios del Ministerio de Gobernación, pero a la siguiente están trabajando en una nueva iniciativa para resolver los problemas que se están dando en esa cartera; pero no, son citaciones para ir a hacer preguntas, muchas veces, sin sentido y cuestionamientos que pueden resolverse a través de un oficio.
¿Qué inconvenientes generan las deficiencias en las comisiones?
Impactan en la calidad de los dictámenes de los proyectos de ley. Hay una dinámica que se ha llevado a cabo y que no nos ha parecido que sea la más adecuada. Esta es enmendar las iniciativas cuando se están aprobando; sabemos que es un procedimiento permitido y no está mal, pero no debe ser la regla, debe ser la excepción. No puedo enmendar ocho o 10 artículos de una ley.
¿Cómo ve las interpelaciones de ministros de Estado?
Si bien son un mecanismo y una herramienta válida y necesaria en un sistema republicano, se ha desvirtuado completamente su figura. Se ha usado para entorpecer la labor de los funcionarios, presionar al Presidente de la República y normalmente van contra funcionarios fuertes. Eso es lo que estamos viendo con el Ministro de Gobernación. Sabemos que el titular de la cartera del Interior se ha llevado los focos durante estos primeros meses. Entonces, obviamente, voy contra el más fuerte porque es la forma de debilitar más al Gobierno.