Despedida a los Juegos más exitosos para Guatemala
Ayer despedimos los Juegos de la XXXIII Olimpiada de la era moderna, que quedarán para el registro como los, hasta ahora, más exitosos para una representación guatemalteca, luego de las preseas obtenidas por Adriana Ruano, oro, y Jean Pierre Brol, bronce, ambos en tiro con armas de caza.
Los metales conseguidos por Ruano y Brol se unen a la medalla de plata que se colgó Érick Barrondo en Londres 2012, después de su histórica participación en la prueba de marcha de 20 km.
Pero la delegación guatemalteca estuvo integrada por 16 deportistas, todos con actuaciones para rememorar. Desde la judoca Jacquelin Solís hasta el maratonista Alberto González, primera y último en ver acción, cada uno dio su máximo esfuerzo por alcanzar el objetivo.
Lo cierto es que cambió el rumbo del deporte nacional, pues ahora hemos probado que somos capaces de alcanzar los éxitos que nos propongamos y eso se contagiará entre los próximos clasificados, cuyo objetivo dejará de ser simplemente participar, porque ganar está al alcance.
El adiós
La ceremonia de clausura comenzó con la canción Bajo el cielo de París, presentada por Zaho de Sagazan, mientras que el estelar nadador galo Léon Marchand, ganador de cuatro oros y un bronce, apagó el pebetero y se llevó la flama en una lámpara.
Mientras tanto, el Stade de France, en Saint Denis, abarrotado por 71 mil 500 aficionados, observó el desfile de las banderas de las 205 Comités Olímpicos Nacionales y luego los casi 9 mil deportistas que permanecieron para esta celebración. Ruano y González portaron el pabellón patrio.
El repertorio musical incluyó temas que tienen un lugar especial en el corazón de los franceses, como Emmenez moi, de Charles Aznavour, o Champs Elysées, de Joe Dassin, antes de pasar a un repertorio más bailable como Freed from desire, de Gala Rizzatto, sin olvidar el inevitable We are the champions, de Queen.
Por primera vez se premió a las ganadoras del maratón femenino, en unos Juegos que igualaron la cantidad de participantes de ambos sexos. Luego se hizo un reconocimiento para los 45 mil voluntarios que participaron.
El escenario recreaba los cinco continentes. Hubo evocaciones a la antigua Grecia como país creador del olimpismo, y apareció la famosa escultura de la Victoria de Samotracia, que se exhibe
en el Louvre.
Decenas de enmascarados se descolgaron del techo del estadio para una danza contemporánea sobre el descubrimiento de los anillos olímpicos, y el intérprete lírico Benjamin Bernheim interpretó el Himno a Apolo, el tema musical más famoso de la Grecia antigua.
Después, cinco gigantescos anillos dorados quedaron suspendidos sobre el centro del estadio, en una ceremonia breve y muy en la tradición de los espectáculos franceses de danza y teatro contemporáneos.
Ante seis de los atletas más destacados de estas gestas, entre ellos el cubano Mijaín López, quien logró su quinto oro consecutivo, el presidente del Comité Organizador, Tony Estanguet, destacó: “Hemos vivido unas justas como nunca lo habíamos hecho”. “París ha sido una fiesta y toda Francia
ha sido olímpica”, añadió.
El presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, proclamó que París 2024 “fueron los primeros Juegos Olímpicos de una nueva era”, y destacó que los atletas presentes hicieron “brillar como nunca a la Ciudad de la Luz”.