Patricia Letona D.
Consultora en Innovación y Relacionamiento Estratégico
La inteligencia artificial (IA) está reconfigurando el mundo a un ritmo acelerado, nunca visto en la historia de la humanidad. Su capacidad para procesar enormes cantidades de datos y aprender de ellos nos ofrece posibilidades fascinantes.
Actualmente, el mundo experimenta una creciente demanda de mano de obra calificada en áreas tecnológicas y de innovación. Esta demanda supera la oferta actual en Guatemala y crea una brecha significativa entre las habilidades y capacidades requeridas por las industrias emergentes.
Estamos frente a una revolución que promete cambiar radicalmente la forma en que tomamos decisiones, nos educamos, informamos, trabajamos y vivimos. Es vital para nuestra supervivencia en el competitivo mercado global que, como país, tengamos una estrategia educativa y de capacitación en tecnología.
Estamos frente a una revolución que promete cambiar radicalmente la forma en que tomamos decisiones, nos educamos, trabajamos y vivimos.
Si postergamos lo inevitable, corremos el riesgo de que nuestros talentos se vean desplazados por la competencia internacional o que muchas oportunidades de empleo de alto valor y bien remunerado se trasladen a otros países.
Las alianzas son clave y de aquí resultará la construcción de la inteligencia colectiva. Este trabajo no corresponde solo al Gobierno, a la academia o al sector privado. Al Gobierno sí le toca tomar mayor conciencia de esta realidad y crear las condiciones necesarias para que, junto con otros actores claves del ecosistema innovador, se avance en la generación de capacidades al ritmo que el mercado demanda.
Debe ser un esfuerzo colectivo como país, donde se exploren diferentes perspectivas, opiniones y ventajas competitivas para hacer frente a desafíos claves de forma innovadora.
Si Guatemala no adopta una estrategia nacional de inteligencia artificial en la que se priorice la formación de talento desde una edad temprana y se fomenta la cultura de innovación, corremos el riesgo de quedar atrás en un mundo donde la tecnología avanza rápidamente.
La demora en la integración de la IA en nuestra economía y en la forma en que gestionamos el país podría hacernos perder oportunidades valiosas para lograr el progreso social, atraer inversiones y desarrollar nuevas industrias innovadoras y escalables, esenciales para nuestro crecimiento económico y la creación de empleos de calidad.
En términos de servicios públicos, la IA tiene el potencial de contribuir significativamente a la transformación de sectores claves como la educación, la salud y la seguridad, mejorando nuestra capacidad de analizar grandes cantidades de datos y predecir eventos para estar mejor preparados.
La incorporación de herramientas digitales en la gestión pública podría acelerar el proceso de transformación digital del Gobierno y mejorar la prestación de servicios, añadiendo eficiencia y certeza, y por ende, mejorando la calidad de vida de los habitantes de este bello país que llamamos hogar.
No actuar ahora significa no solo perder ventajas competitivas, sino también fallar en brindar a nuestra sociedad las herramientas necesarias para un futuro más próspero, sostenible e inclusivo. La IA puede ser una herramienta poderosa para potenciar el desarrollo económico y el progreso social en el país, pero su impacto dependerá de las decisiones que tomemos hoy.
El futuro de Guatemala está en nuestras manos, y quienes toman las decisiones tienen la responsabilidad de prepararnos para aprovechar al máximo esta revolución tecnológica.