Nadie, en su sano juicio, haría turismo en un país violento o que ofrezca pocas condiciones en materia de seguridad. También hay un claro rechazo mundial a visitar naciones cuyos gobernantes irrespetan los derechos humanos o son parte de las mafias que se roban los fondos públicos que deben promover la
prosperidad inclusiva.
A quienes radican en Europa, Asia u otros continentes con altos índices de desarrollo les atraen destinos donde sus autoridades no forman parte de listados que ponen en entredicho su honor y decencia y, con normalidad, rehúyen de sistemas de justicia que dirigen personas a las que se les impide pisar otros territorios, excepto cuando ven que hay procesos de cambio.
Afortunadamente, el Organismo Ejecutivo ha comenzado a proyectar una imagen distinta, tal y como merecen sus ciudadanos.
La comunidad internacional y buena parte de nuestros connacionales perciben en Bernardo Arévalo y Karin Herrera un liderazgo más democrático, respetuoso de la ley, inclusivo, tolerante y, sobre todo, probo. Ven un Gobierno que valientemente enfrenta a las mafias, pero que no se rebaja a su altura.
Estas consideraciones explican el éxito obtenido por el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), que implementó una estrategia de atracción de veraneantes que le permitió superar sus expectativas y los números de 2023. De acuerdo con lo informado, 78 mil 47 salvadoreños ingresaron durante las
llamadas fiestas agostinas, un 19.8 por ciento más.
En materia de ingresos también quedaron mejores datos. Los 21 millones 800 mil dólares captados superan en 11.8 por ciento lo ingresado en 2023.
A propósito de la decencia que irradia el Ejecutivo, el 14 de julio de este año, Moody’s Ratings resaltó su convicción de que en el país existe un “programa anticorrupción fortalecido” y un claro esfuerzo por mejorar la infraestructura productiva y
comunitaria.
Adicionalmente, el Diario de Centro América destacó que en el primer semestre de 2024 la tasa de homicidios cayó 7 por ciento cuando se compara con 2023, mientras que 156 de los 340 municipios del país no registraron muertes violentas, una realidad que fomenta el turismo.