El presidente Bernardo Arévalo no se anduvo por las ramas. Sus palabras, claras y directas, reflejaron el sentir de un Gobierno que ha sido bloqueado por intereses oscuros, que tienen cooptado el sistema de justicia que, pensaron, les seguiría permitiendo robar a manos llenas y con total impunidad.
El mensaje del mandatario también respondió al discurso iracundo y desesperado de la fiscal general y jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, quien de manera ilusa piensa que con narrativas falsas se ganará la confianza de un pueblo que le exige que renuncie al cargo, a fin de que la batalla contra la corruptela avance y los mafiosos sean encarcelados.
Como se desprende del mensaje del jefe de Estado, Porras ya no solo habla por el MP. Pareciera que lee textos que esa minoría corrupta le impone, escritos que, por cierto, rozan lo fantasioso y cruel, puesto que defienden lo indefendible y golpean la conciencia de la ciudadanía honrada.
Arévalo tiene mucha razón cuando dice que los pícaros y pícaras están aterrados, puesto que ven cómo su maquinaria del mal se frena ante la impotencia de ya no poder repartirse los fondos públicos para continuar repletando sus caletas.
Otra gravedad que volvió a evidenciar Arévalo es el hecho de que los hampones de cuello blanco y consciencia negra, cuya cara visible pareciera ser la jefa del MP, están dispuestos a todo, con tal de evitar que la nueva primavera siga floreciendo y regresar a los tiempos del saqueo sin límites.
La narrativa de la funcionaria, en la que critica al Ejecutivo, pero exige que este organismo no se entrometa en sus asuntos, evidenció la frustración causada por los informes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, que coinciden en condenar la persecución alevosa y abusiva que el MP tiene contra operadores de justicia, exfiscales, exjueces, periodistas y funcionarios.
Señora Porras, recapacite, ya no siga causando más daño. Hágase a un lado y dele otra oportunidad a Guatemala. Es mejor una salida honrosa a ser traicionada por aquellos a quienes defendió, quienes la están dejando sola cuando ven que el cambio que propone el Gobierno es irreversible.