Londres, EFE
Después del sufrimiento, llega el alivio. Luego de la tormenta, la calma. Menos en el código Carlos Alcaraz, quien tras el mal rato que supuso eliminar al correoso Frances Tiafoe, necesitó de otra peligrosa dosis de sufrimiento contra Ugo Humbert (6-3, 6-4, 1-6 y 7-5) para clasificarse por segunda vez en su carrera a los cuartos de final de Wimbledon.
En uno de los peores días que se recuerdan en el All England Club por el cruel tiempo del exterior, costaba distinguir el sonido de los golpes de Alcaraz por la fuerza del agua contra el techo. Los torrentes opacaban la violencia del español, pero no cambiaban el resultado.
El paseo sobre Humbert fue mayúsculo durante los dos primeros sets, antes de meterse en una espiral de malos servicios que le pudieron costar un disgusto mayor.
El francés no es un mal jugador en pasto. Todo lo contrario. En su palmarés disfruta de un título en Halle y allí, en 2019, solo lo pudo parar el a la postre campeón Novak Djokovic.
Esta experiencia y su condición de zurdo, con el recuerdo de lo que ocurrió ante Jack Draper en Queen’s, podían amenazar los dominios de Alcaraz, pero el murciano, una vez acariciado el sufrimiento y haberlo empujado lejos, volvió a disfrutar.