Carlos Mata Induráin
Grupo de Investigación del Siglo de Oro
También redactó un drama histórico, Catalina Cornaro, que no llegó a estrenarse. Verdejo ocupa un lugar destacado enel incipiente movimiento feminista; así, en La estrella de la niñez (obra publicada en Madrid en 1854, con prólogo de Gertrudis Gómez de Avellaneda) abogaba por la educación de la mujer.
Además, fundó y dirigió (entre 1851 y 1852) el semanario La Mujer. Periódico escrito por una sociedad de señoras y dedicado a su sexo, desde cuyas páginas clamó contra la prostitución y defendió el derecho de la mujer al trabajo. Charo Fuentes le ha dedicado una monografía, hasta el momento inédita.
Más importancia literaria tiene Francisca Sarasate Navascués, enraizada en Navarra por sus vínculos familiares.
En el mismo rubro de las educadoras mencionaré a Capitolina Bustince Larrondo (Ujué, 1865-Segovia, 1934), profesora de Primera Enseñanza Superior y autora de un Compendio histórico del antiguo reino de Navarra, para uso de los niños de ambos sexos (1898); y a María Concepción Saralegui Lorente (Pamplona, 1825-1884), que compuso varias obras de contenido religioso. Sus novelas fueron premiadas en círculos católicos, lo mismo que sus poesías.
Sus títulos más conocidos son Meditaciones para todos los días de la semana y Ramillete de flores a la nueva imagen de la Purísima Concepción (1858).
Más importancia literaria tiene Francisca Sarasate Navascués (La Coruña, 1853-Pamplona, 1922), enraizada en Navarra por sus vínculos familiares: era hermana de Pablo Sarasate y esposa de Juan Cancio Mena (de ahí que firmase algunos libros como Francisca Sarasate de Mena).
Sus Cuentos vascongados (1896), 13 relatos cuyas acciones están localizadas en pueblos de Navarra o las Vascongadas, son narraciones sencillas, historias y vidas vulgares contadas sin mayores alardes técnicos.
Un libro para las pollas (1876), subtitulado Novela de costumbres contemporáneas relacionadas con la educación de la mujer, lleva la apostilla: “Obra útil a las madres y a las hijas”, que revela su intención didáctica; Fulvia o los primeros cristianos (1888) es una novelita escrita a la manera de la Fabiola del cardenal Wiseman; presenta la historia de Fulvia, una joven y hermosa patricia romana convertida al cristianismo, que muere en la arena del Circo, alcanzando así la palma del martirio.
Libros de carácter lírico son Horizontes poéticos (1881), Amor divino (oda publicada junto con Fulvia), Romancero aragonés (1894) y Poesías religiosas (1899). En fin, sus Pensamientos místicos (1910) recogen una serie de reflexiones cristianas.
Continuará…