Foto: cortesía Guillermo Monsanto
El área que comprende la capital de España ha brindado numerosos hallazgos arqueológicos ya clasificados. Estas sociedades originarias y sus dinámicas están muy bien representadas en algunos de sus museos como el Arqueológico -a espaldas de la Biblioteca Nacional de Madrid- y el de San Isidro.
Magerit o tierra rica en agua o abundancia de ríos de agua, tiene su primera evidencia como ciudad en el año 865 después de Cristo. El mandatario árabe Muhammed I mandó construir una alcazaba (recinto fortificado, dentro de una población murada, para refugio de la guarnición) a orillas del río Manzanares. Es esta la fecha que marca, en el presente, ese inicio. De este lapso se conservan muy pocos vestigios.
Madrid es capital.
Esta villa adquiere importancia cuando en 1561 Felipe II, bisnieto de los Reyes Católicos, decide designar al área como sede de la Corte. Desde ese momento la ciudad irá manifestando evoluciones sustantivas hasta el presente. Es interesante que, en esto de ser capital, La Antigua Guatemala le antecede ya que esta última fue fundada en 1543.
En el presente la dinámica del orbe madrileño gira en diferentes órdenes. No se puede voltear la cara a la cantidad de inmigrantes que suman, con sus aportes culturales, a los cambios sociales dentro de la comunidad existente. De todas partes del mundo fluyen hacia sus entrañas incontables tipos de seres humanos con sus religiones y formación. Los que vienen a trabajar influyen positivamente en la economía española.
Madrid, en el presente, es una ciudad reforestada. Se define por sus extensos parques y por las áreas destinadas a los ocios y los paseos. Cada cierto trayecto hay bebederos públicos con agua potable de la más alta calidad, bancas con vistas a los bosques, lagunillas, monumentos y en sus alrededores una imponente arquitectura.
La oferta arquitectónica también puede brindar diferentes recorridos. Los barrios del Madrid antiguo están repletos de monumentales edificaciones entre las que destacan sus templos, áreas de esparcimiento, placas conmemorativas, bares de tapas y otros encantos. Los domingos, además de las oportunidades que ofrece el rastro, se abren otros tianguis en Malasaña o el barrio de las letras. Estos mercados atraen a aficionados y coleccionistas.
Ya más especializado destaca el teatro madrileño y con él apreciar franquicias industriales como el Fantasma de la ópera, El rey león, Mamma mía o Aladdín. El teatro orgánico, por su lado, también está repleto de propuestas interesantes actuadas por actores muy conocidos por sus roles en diferentes series de televisión.
Son los museos los que mejor representan el aire cosmopolita de Madrid. Más allá de El Prado, El Reina Sofía o el Thyssen Bornemisza, que son una triada indispensable para visitar, hay otros varios recintos muy bien constituidos por su diversidad de contenidos e infinitas propuestas. El de las Colecciones Reales acaba de cumplir un año, pero hay otras opciones. No en balde se dice Madrid es capital.