Düsseldorf, EFE
Beneficiado por un afortunado cruce en los octavos de final, más aún con su condición de tercera de grupo, la selección de Países Bajos recuperó su intensidad, repuso su convicción y resultó ganadora irrebatible de su duelo contra Rumanía, desactivada por el gol de Cody Gakpo, quien marcó la diferencia visible entre ambos equipos con el 0-1, ampliada en los instantes finales por el doblete de Donyell Malen.
La distancia en el marcador fue, incluso, más corta que en el terreno, propiedad del cuadro neerlandés desde el primer gol hasta el final, con ocasiones suficientes, sobre todo en el segundo período, para haber ido mucho más allá en los guarismos, sin permitir la reacción de su adversario y reencontrado con una versión mucho más acorde a los jugadores y al grupo del que dispone en Alemania 2024.
El choque fue de 20 minutos. Animada Rumanía, con presión, atrevida, con la ambición de retarse con su propia historia, con el legendario Gica Hagi como testigo, con un par de acciones más que inquietantes para Vebruggen, se quedó en eso; en cuanto a Países Bajos, impuso la calidad de su futbolista más en forma y su mejor goleador: Gakpo, con tres tantos.
Ya había trazado su plan. Su objetivo era encarar, el uno contra uno, por su lado frente a Andrei Ratiu. Lo anunció en la víspera y lo concretó sobre el terreno abierto que encontró en unas cuantas ocasiones. Lo desbordó hacia afuera para perfilarse y soltar el derechazo con el que relanzó a Países Bajos, luego de los últimos días de tensión, crítica y conversación.
Güler, el orquestador
La exquisita zurda de Arda Güler, su conexión con Merih Demiral y un paradón impresionante de Günok en el tiempo añadido le bastaron a Turquía para desactivar a la filosofal y metódica Austria, derrotada 1-2, a balón parado, con dos córneres envenenados, lanzados por el jugador del Real Madrid, rematados por su compañero y que sirvieron para llevar al combinado de Vincenzo Montella para citarse con los Países Bajos en los cuartos de final de la Eurocopa.
No necesitó mucho más Turquía. Esa fue casi toda su propuesta para superar a un conjunto que parecía destinado a hacer algo importante en el torneo. O por lo menos así lo anunció su técnico, Ralf Rangnick, quien apostó en la víspera por alcanzar la final e incluso ganarla. No le faltaban argumentos, sus futbolistas funcionan habitualmente como un reloj. Sin embargo, no contaban con Güler, un desatascador con su golpeo.