Javier Andreu Pintado
Catedrático de Historia Antigua y director del Diploma de Arqueología
En la presentación del documento se ha insistido mucho en el teónimo Larrahe, pero poco se ha hablado del nombre de la dedicante, netamente romano, y que atestigua en su estructura onomástica un segundo elemento, el cognomen, Vitella, que es la primera vez que comparece en la península ibérica si bien su variante masculina, Vitulus, “ternero”, ya era conocida en las inscripciones del foro de Los Bañales.
Ese elemento onomástico pone de manifiesto el gusto de nuestros ancestros de hace 2 mil años, por obtener del campo semántico de la fauna sus nombres personales algo que, por ejemplo, se muestra muy bien en las casi treinta inscripciones de Santa Criz.
Ese elemento onomástico pone de manifiesto el gusto de nuestros ancestros de hace 2 mil años.
Frente al superado tópico de unos vascones irredentos, la pieza de Larunbe muestra a unos vascones muy romanizados y en intercambio cultural con una población fuertemente latinizada, perfectamente romana.
En estos días en que ha pasado la EvAU y se publican en los medios los rankings de las titulaciones universitarias más demandadas por el mercado laboral resulta satisfactorio comprobar cómo gracias a los estudios clásicos, a las humanidades, cinco formulares líneas de texto epigráfico en latín nos siguen emocionando.