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La cicatriz de los incendios en el Parque Nacional Laguna del Tigre, en Petén, es enorme y se han dañado ecosistemas fundamentales para la supervivencia de los animales y el ser humano, aseguró Walter Mayorga, jefe de los bomberos forestales que lucharon para apagar los siniestros durante 62 días en esa región.
“En este parque tuvimos más de 100 quemas identificadas y sabemos que el 95 por ciento de estas fueron provocadas por personas que buscan utilizar los bosques como área para agricultura y ganadería”, explicó Mayorga, quien dirige a los bomberos del Consejo Nacional de Áreas Protegidas (Conap) en la citada jurisdicción.
Aunque las llamas fueron extinguidas, gracias a la llegada de las lluvias en el presente mes, las cicatrices del fuego en la aludida área protegida se traducen en unas 20 mil hectáreas dañadas y una cantidad incalculable de especies muertas, según los datos preliminares.
La zona en resguardo, pero que ha sido objeto de atentados por las quemas ocasionadas de manera intencional, resguarda una enorme biodiversidad de fauna y flora en 13 ecosistemas distintos, según el Conap.
Mayorga expresó que la experiencia más dolorosa de este año fue encontrar animales indefensos y moribundos en busca de agua. “Es una situación dramática que no deberíamos vivir”, añadió el bombero.
Faltó respaldo legislativo
La crisis ambiental de este año es de las más grandes de la historia y, según el entrevistado, solo es comparable con lo sucedido en 1998, cuando los incendios ocasionaron que el humo fuera visible hasta en Estados Unidos y se necesitó de la coordinación internacional para sofocarlos.
El 10 de abril de 2024, el presidente Bernardo Arévalo decretó estado de calamidad con el propósito de enfrentar estos fenómenos de manera más ágil, fortalecer con insumos materiales a las brigadas a través de la compra y movilización, rápida y transparente, de equipo de protección personal y herramientas.
Además, permitía accionar ante la comunidad internacional para solicitar apoyo en maquinaria y naves aéreas a fin de facilitar las tareas.
Sin embargo, la oposición en el Congreso de la República se negó a aprobar la medida, por lo que el Ejecutivo, mediante la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred), se vio en la necesidad de continuar las labores de sofocamiento con los recursos disponibles.
“Se requiere equipamiento, aeronaves de ala fija y rotativa, esenciales para operaciones de supresión de incendios y acceso a áreas remotas”, opinó en su momento el analista Edgar Ortiz.
“Se necesitan flotillas de vehículos adecuados y hay que mejorar los campamentos porque están deteriorados, aunque se intentó que tuvieran las condiciones adecuadas”, agregó el socorrista.
Según Mayorga, se cuenta con un plan nacional de respuesta, se sabe qué hacer, “pero es indispensable el respaldo político y mayor apoyo financiero”.
Resaltó que este año los bomberos que laboran en las selvas de Petén tenían que iniciar sus jornadas desde la madrugada y finalizar antes de las 11:00, debido a que las temperaturas superiores a los 45 grados ponían en riesgo su integridad y complicaba las tareas de combate al fuego.