Jerusalén, EFE
El Ejército israelí siguió ayer con su ofensiva en Rafah, sur de Gaza, al tiempo que su principal portavoz, el contralmirante Daniel Hagari, aseguró que erradicar al grupo islamista palestino Hamás del enclave no es algo factible, lo que crispó al primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien afronta protestas antigubernamentales frente a su residencia en Jerusalén.
En dos entrevistas del pasado miércoles con medios locales, el militar dijo que Hamás no desaparecería “antes de crear una alternativa” a su gobierno, sumándose así a la crítica lanzada en mayo por el ministro de Defensa, Yoav Gallant, quien exigió al mandatario un plan de posguerra.
“Decirle al público que no habrá terrorismo en Gaza (…), que no quedará un hombre armado, es mentira. Habrá conflicto en Gaza. Hamás es una idea. Para reemplazar a quienes lidian con los servicios civiles, a las personas que distribuyen alimentos o roban alimentos, se necesita crear algo que pueda crecer. Es una decisión para el liderazgo político”, dijo el alto militar.
También, le comentó a la emisora pública israelí, Kan, que probablemente muchos de los 116 rehenes en manos de Hamás serían liberados en un contexto de tregua y no en operaciones de rescate, contradiciendo así dos de los objetivos de la “victoria total” de Netanyahu.
Las palabras del oficial militar desataron la cólera de la oficina del Primer Ministro, que en un comunicado recordó que “uno de los objetivos de la guerra (es) la destrucción de las capacidades militares y de gobierno de Hamás”, para lo que las tropas están comprometidas.
Esto hizo que, en otro comunicado, el ejército reafirmó a Netanyahu su dedicación, y matizara que Hagari se refería “de manera clara y explícita” a la destrucción de Hamás “como una ideología y una idea”, no a sus capacidades militares.