Ana Zabalza
Profesora de Historia Moderna
No se puede olvidar a otro contingente muy numeroso: los bajonavarros. La Baja Navarra formaba parte del reino cuando fue conquistado por Fernando el Católico, quien incorporó todo el territorio a la corona de Castilla en 1515. Sin embargo, esta situación duró poco tiempo pues en torno a 1527 Carlos I, ante la imposibilidad de defender las tierras situadas al norte de los Pirineos, pobres en recursos, decidió abandonar ese espacio.
No será hasta 1610 cuando finalmente Baja Navarra se incorpore al reino de Francia, después de años convulsos marcados por los conflictos religiosos. Sin embargo, las dos Navarras en muchos aspectos formaban una comunidad, de manera especial los valles de la mitad septentrional.
A lo largo de la Edad Moderna fue un vivero de emigrantes, sobre todo hombres jóvenes, casi niños, que de manera permanente atravesaban la barrera pirenaica para buscar un modo de ganarse la vida en la Alta Navarra.
Ambos compartían dos elementos: la lengua vasca y la religión católica, esenciales para lograr una rápida y completa integración en el territorio de llegada, y esta situación no cambió a pesar de los vaivenes de la política y el enfrentamiento que vivieron Francia y España a lo largo de los siglos XVI y XVII. Baja Navarra era un territorio pobre, escaso en recursos naturales y relativamente superpoblado.
A lo largo de la Edad Moderna fue un vivero de emigrantes, sobre todo hombres jóvenes, casi niños, que de manera permanente atravesaban la barrera pirenaica para buscar un modo de ganarse la vida en la Alta Navarra.
Fue un fenómeno continuo y silencioso; los recién llegados no formaron un grupo aparte sino que tendieron a diseminarse por todo el territorio de la Navarra peninsular, entrando a servir como mozos de labranza o pastores en casas campesinas, de las que en no pocos casos terminaron siendo los amos tras contraer matrimonio con la heredera: no hay duda de que las mujeres desempeñaron un importante papel en la plena asimilación de los nuevos navarros. Inicialmente, muchos de ellos sirvieron por temporadas en lugares próximos a su solar nativo, pero como es obvio el emigrante escapa de unas condiciones precarias y evita asentarse en entornos similares al de procedencia, donde escasean igualmente las oportunidades.
Continuará…