Mauricio Bravo
Vicedecano de la Facultad de Educación
Así, el CAE no solo facilitó el acceso a la educación superior para muchos estudiantes, sino que también impulsó a las universidades a mejorar sus estándares para atraerlos. Por tanto, las universidades que no podían cumplir con los requisitos de acreditación fueron gradualmente eliminadas del sistema, mientras que las que lograron adaptarse y mejorar, han visto un crecimiento y/o consolidación.
Por otra parte, antes de la implementación del CAE, los alumnos de sectores bajos y medios tenían pocas posibilidades de acceder a las mejores universidades privadas independientes, debido a las políticas estatales de financiamiento que no los consideraban. Con este nuevo mecanismo de financiamiento, estos estudiantes pudieron matricularse en instituciones privadas de alta calidad, lo que incrementó la competencia y presionó a aquellas menos eficientes a perfeccionarse o cerrar.
Los datos demuestran que las universidades privadas independientes han mejorado notablemente en varios aspectos claves desde la introducción del CAE.
Además, los datos demuestran que las universidades privadas independientes han mejorado notablemente en varios aspectos claves desde la introducción del CAE. La tasa de retención de estudiantes de primer año en las UPI aumentó en 79 puntos porcentuales entre 2007 y 2019, lo que sugiere una mejora en la gestión académica y en los programas de apoyo estudiantil.
La participación de las UPI en proyectos con Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt) aumentaron de 5 por ciento en 2005 a 22 por ciento en 2022 y, por otra parte, las universidades privadas también comenzaron a figurar en rankings internacionales, demostrando un progreso sostenido en la producción científica y su impacto social. La oferta de carreras en áreas complejas como tecnología y salud representó el 44 por ciento del total de la matrícula en 2020, y la creación de facultades de Medicina y programas de postgrado ha fortalecido aún más su posición competitiva.
Las mejoras en la retención estudiantil, la calidad académica, la investigación y la oferta educativa son solo algunos indicadores claros de que el sistema de educación superior privado en Chile ha evolucionado positivamente. Por tanto, el debate requiere que los parlamentarios hablen con datos sobre la mesa. Hablemos del CAE con evidencia en mano.