Merve Emre
The New Yorker Condé Nast Revista Nuestro Tiempo
El fiordo de Hardanger, el segundo más grande de Noruega, esculpe su camino desde el mar del Norte hacia las lejanas montañas de Vestland. Más o menos a la mitad del fiordo, donde la luz de la costa es oscura y pone reflejos de plata a la oscuridad del agua, se alza el pueblo de Strandebarm.
Es el hogar de la Fundación Fosse, una entidad dedicada a Jon Fosse, novelista, ensayista y uno de los dramaturgos contemporáneos más representados de Europa, que nació allí en 1959. Los miembros de la fundación se reúnen en una capilla pequeña y gris con vistas a la bahía del puerto; una catarata se despeña desde la pared de piedra negra. Más abajo, junto al camino, hay dos edificios blancos: la casa en la que creció Fosse, donde su madre todavía vive, y la que perteneció a sus abuelos.
Creció como una mezcla de comunista y anarquista, un hippie al que le encantaba el violín y leer en el campo.
En agosto de 2022, la Fundación celebró una comida para los traductores, editores y periodistas que habían participado en el Simposio Internacional Jon Fosse. En la planta superior, un músico tocaba un vals con el violín Hardanger. En la planta baja, los visitantes podían pasearse por una exposición del artista textil Åse Ljones, que había cosido frases de los escritos de Fosse en camisetas o pañuelos.
Un miembro de la fundación levantó una de las prendas y retó a los traductores. Alguno aventuró una fórmula que otros corregían por lo bajo. En el aire había algo como la competición o la codicia.
La palabra que le viene a una a la cabeza para describir todo eso, la luz, la música, las aguas sagradas, las sacras vestiduras, es peregrinación. Pocas veces se ven escritores tratados con esa reverencia.
“Soy solo un tipo raro del oeste de Noruega, de su parte rural”, me dijo Fosse. Creció como una mezcla de comunista y anarquista, un hippie al que le encantaba el violín y leer en el campo. Se matriculó en la Universidad de Bergen, donde estudió Literatura Comparada, y empezó a escribir en nynorsk, el estándar de escritura específico de las regiones rurales del oeste.
Continuará…