San Antonio (EE. UU), EFE
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, firmó ayer una nueva orden ejecutiva para limitar la cantidad de personas que puede solicitar asilo en la frontera con México.
Aunque no es la primera vez que el gobierno demócrata adopta estas medidas, esta es la más drástica.
Las restricciones se activarán cuando se supere un promedio de 2 mil 500 cruces diarios en la frontera por un período de siete días.
Las travesías diarias son mayores y ya están por encima de esa cifra, por lo que entrará en vigor “de inmediato”, según informaron funcionarios, Cuando entren en vigencia, se permitirá que las autoridades deporten a los países de origen o expulsen a México a quienes atraviesen ilegalmente, a menos que prueben con estándares más estrictos que pueden ser perseguidas o torturadas si son expulsadas.
La única manera de que se levanten estos controles es que el número de detenciones baje a un promedio de 1 mil 500 diarios durante 14 días. Esta reducción es complicada de alcanzar, ya que una cantidad tan baja no se ha reportado desde julio de 2020, en plena pandemia.
“Una vez entre en vigor, esta prohibición podría mantenerse por un largo período, teniendo en cuenta el alto número de personas que llegan a la frontera sur”, señaló Kennji Kizuka, experto en temas de asilo de la organización International Rescue Committee.
Para poder solicitar albergue cuando la restricción esté en pie, una persona tiene que probar que existe una “probabilidad razonable” de que será criminalizada o torturada si es enviada de vuelta su país de origen.
Según expertos legales, este estándar es mucho más elevado que el actual y requiere que los solicitantes presenten más pruebas ante las autoridades migratorias en la frontera, que son filtro inicial para comenzar un caso.
La orden, sin embargo, contempla excepciones y no aplica a los menores no acompañados, ni a las personas que pueden demostrar una emergencia médica grave, riesgo inminente a su vida o seguridad o que sean víctimas de tráfico humano.