Juan José Pons
Catedrático de Geografía
Está claro que, más allá de instituciones educativas y de investigación, las universidades son también motores de innovación e importantes agentes dinamizadores del desarrollo local y regional. Su potencial para contribuir al progreso sostenible de las comunidades rurales es muy grande, pero para aprovecharlo plenamente se hace necesario fortalecer el vínculo entre el mundo rural y las instituciones académicas.
Las comunidades locales pueden beneficiarse enormemente de la experiencia y los recursos de las universidades en diferentes áreas.
En este sentido, las comunidades locales pueden beneficiarse enormemente de la experiencia y los recursos de las universidades en diferentes áreas. Por ejemplo, la investigación aplicada puede ayudar a abordar problemas específicos del mundo rural, como la gestión sostenible de los recursos naturales, el desarrollo agroganadero, la conservación del patrimonio cultural y otras muchas cuestiones. Las universidades pueden también colaborar con las comunidades rurales en el desarrollo de programas formativos mejor adaptados a sus perfiles y necesidades.
Además de estos ámbitos de cooperación, ya de por sí importantes, la colaboración entre el mundo rural y las universidades puede tener un impacto más profundo, involucrando a los estudiantes universitarios en proyectos desarrollados en el mundo rural. Se promueve así una mayor comprensión de las complejidades y desafíos a los que se enfrentan estas comunidades. Y esto, a su vez, puede llevar a un cambio cultural más amplio que valore y respalde la vida en el campo y la aportación de los espacios rurales al conjunto de la sociedad.
Ya desde hace unos años numerosas universidades españolas están comprometidas en esta tarea, bien a través del programa Campus Rural, que promueve el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, o bien bajo el impulso de gobiernos regionales, diputaciones provinciales u otros entes públicos y privados.
Continuará…