Joseba Fernández de Gaztea
Profesor contratado doctor de Derecho Administrativo de la Universidad de Navarra
Ante la inmensidad burocrática del proyecto, es perfectamente legítimo cuestionar cuál es la utilidad real de la Unión Europea (UE). Es más, es lógico preguntarse por el impacto concreto que tiene en la vida de los ciudadanos.
De lo contrario, se podría zanjar la discusión con una respuesta general como la de que “la Unión es un experimento institucional único que ha posibilitado el período más prolongado de paz que se conoce en el continente”.
La fórmula, de tono escéptico, que emplea una compañera argentina viene muy al caso: “Respóndeme, ¿en qué nos está ayudando tu querida Unión a vos y a mí?”.
La respuesta completa necesitaría de una explicación larga.
La respuesta completa necesitaría de una explicación larga porque el campo de influencia de la Unión es muy amplio. También porque el entramado procedimental y organizativo que alumbra la decisión política y su subsiguiente ejecución es complejo.
Son varias las instituciones de la Unión que intervienen en las decisiones, y la ejecución de tales decisiones requiere de la mediación de los Estados miembros. No obstante, es cierto que se pueden identificar ámbitos en los que las decisiones tomadas por la Unión están relacionadas con un impacto directo en la vida de los ciudadanos. Así que, efectivamente, la pregunta sí admite una respuesta clara.
El precio del kilovatio hora de la luz que ilumina nuestras casas, por ejemplo, depende significativamente de lo acertada que esté la Unión Europea. Esto lo comprobamos con cierta dosis de dramatismo en el despertar de la invasión de Ucrania.
La Unión reaccionó con una batería de medidas de carácter estructural y fiscal dirigidas a asegurar el suministro de gas, diversificar nuestras fuentes de energía y, también, a intervenir el precio del gas mediante mecanismos de corrección, amortiguando así el precio de la energía eléctrica.
En el marco global de esta estrategia se adoptó, entre otras muchas, una medida concreta cuyo efecto en la vida de los ciudadanos nadie cuestionaría: el descuento de 20 céntimos por litro de combustible que introdujo el Real Decreto-ley 6/2022.
Continuará…