Gonzalo Andrés Serrano
Facultad de Artes Liberales
Hace diez años, se presentó en el Festival de Viña del Mar el dúo colombiano Yandar & Yostin. De seguro, no lo recuerda, pero quizás sí la canción, la única que repitieron una y otra vez en su presentación en la Quinta: Te pintaron pajaritos. Nada muy elaborado ni inteligente, aunque sí con un coro pegajoso: “Te pintaron pajaritos en el aire, te juraron falso amor y le creíste. Sus promesas se quedaron el aire”. Recordé esta canción al ver otro titular de un medio informando de un nuevo anuncio del presidente chileno Gabriel Boric.
En esta ocasión, Boric se comprometió a una millonaria inversión en el aeropuerto de Torquemada, 76 mil millones de pesos. La construcción se iniciaría el 2025 y su inauguración sería el 2027.
El alcalde de la comuna de Concón, Fredy Ramírez, no daba más de felicidad y ya se imaginaba recibiendo a los argentinos que, en 20 minutos, podrían estar en Concón disfrutando de las playas y su exquisita gastronomía. En un abrir y cerrar de ojos, pasaban de desayunar medialunas al otro lado de la cordillera a comer unas exquisitas empanadas de queso con macha en las Deliciosas a la hora del almuerzo.
El alcalde de la comuna de Concón, Fredy Ramírez, no daba más de felicidad.
La alcaldesa Macarena Ripamonti también se sumó al carro de esperanza con entusiasmo y ya se proyectaba vendiendo entradas para el festival. Lamentablemente, para los alcaldes, el presidente Boric y sus ministros, existimos los historiadores para amargar la vida al resto y reducir las expectativas. De hecho, apenas salió la noticia, me llamó mi amigo y colega Rodrigo Moreno para sumar este anuncio a una larga lista de promesas incumplidas que tenemos registradas y cuyo podio encabeza, por supuesto, el tren rápido entre Valparaíso y Santiago. El aeropuerto de Torquemada sigue firme en el segundo lugar y el tercer puesto, lo pelea una marina en el Estero Marga Marga con un teleférico que unirá los cerros porteños.
Cuando mi correligionario de Wanderers me comentó la nota, inmediatamente recordé una columna que había escrito hace siete años, ante otro anuncio de las autoridades de habilitar el aeropuerto de Torquemada para vuelos de bajo costo. En esa ocasión, mi entusiasmo e ingenuidad me llevaron a recordar los orígenes de este lugar, la donación del capitán Andrés de Torquemada a los jesuitas, la ubicación estratégica de este lugar y su ocupación en la guerra civil de 1891, los vuelos noventeros entre Santiago y Concón, que permitieron a más de alguno viajar por primera vez en avión, y el sueño de que miles de argentinos llegaran por esta vía a Concón.
Sin embargo, vale la pena cuestionar estas ideas cuando en la práctica, no han sido capaces de ampliar en una pista la colapsada y cada vez más peligrosa Ruta 68. Tampoco han concretado la extensión del tren de Limache a Quillota y seguimos a la espera de la modernización del sistema de buses en la región. Dicen que la diferencia entre el optimista y el pesimista es que este último tiene más experiencia. Luego de siete años y después de varias promesas incumplidas, me parece que el dicho hoy cobra más relevancia que nunca.