Poco a poco, más sectores se pronuncian a favor de la destitución de la fiscal general y jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, quien es vista, nacional e internacionalmente, como una aliada incondicional de las mafias de cuello blanco y conciencia negra que han saqueado y pretenden continuar
robándose los fondos públicos.
Una muestra del rechazo que concita la funcionaria se evidenció ayer, cuando organizaciones y colectivos universitarios, empresariales, campesinos y de la sociedad civil hicieron sentir su inconformidad contra la labor de la fiscal, a quien no se le considera apta para el cargo.
Las posiciones de los grupos aludidos, las cuales se manifestaron en las calles y en comunicados de prensa, se conocieron en el marco de una cumbre regional sobre migración, a la que asistieron 20 delegaciones del continente americano, las que constataron el repudio que genera la persona que, lejos de combatir la impunidad y promover la decencia en el Estado, lo alienta y protege.
Pero mientras aumenta el respaldo ciudadano a la decisión del presidente Bernardo Arévalo y de la vicemandataria Karin Herrera de terminar con “el oscuro ciclo” de Porras, la Corte de Constitucionalidad (CC) volvió a resguardarla, al resolver que se debe respetar el tiempo para el que fue nombrada por Alejandro Giammattei, por cierto, uno de los principales señalados de los saqueos cometidos durante su administración, a quien el MP se resiste a investigar.
Sin duda, esta batalla por recobrar el Estado de derecho y de combate a la corrupción va colocando a cada quien en lado correcto o equivocado. El Congreso de la República fue un reflejo de ello, luego de que fue imposible que se alcanzara el quorum para conocer y aprobar el anteproyecto que el lunes pasado entregó el mandatario.
“Como Presidente electo por el pueblo no puedo tolerar que esta injusticia continúe”, afirmó el gobernante cuando presentó la iniciativa; un sentimiento que contagia a quienes se hartaron de la deshonestidad que destilan quienes desgobernaron esta nación.