Ciudad de México, EFE
Las elecciones, que enfrentan a la aspirante oficialista Claudia Sheinbaum y a la opositora Xóchitl Gálvez, han entrado en la cuenta regresiva que culminará el 2 de junio próximo en México.
Por primera vez en su historia, ese país latinoamericano tendrá una mujer como presidenta.
“Nos viene el mes más complicado, más difícil. Ellos (el oficialismo) no van a querer soltar la plaza fácilmente y nosotros tenemos que redoblar el esfuerzo; hay que que luchar”, dijo Gálvez en un mitin desde Hermosillo, en el norteño estado de Sonora.
Los ataques entre las aspirantes se han recrudecido, elevando ligeramente la temperatura de la campaña electoral, marcada, hasta ahora, por una cierta apatía.
Gálvez acusó al gobernante Movimiento Regeneración Nacional de haberse “convertido en un narcopartido” y de no controlar la ola de violencia que se vive en numerosas partes de la nación.
Sheinbaum, exjefa de gobierno de Ciudad de México (2018-2023), replicó que la opositora representa a una coalición de partidos que gobernaron en el pasado bajo acusaciones de corrupción, especialmente del Partido Acción Nacional (PAN) y el Revolucionario Institucional (PRI).
Aunque la campaña oficialmente arrancó en marzo, la carrera electoral tuvo su inicio en septiembre pasado, con la selección de los candidatos. Este prolongado período, y los previsibles resultados, no ha ayudado a despertar el entusiasmo entre los electores.
Las encuestas, que apenas se han movido en los dos primeros meses de campaña, apuntan a una cómoda ventaja de Sheinbaum.
La líder de la coalición Sigamos Haciendo Historia mantiene el liderazgo con un 51.8 por ciento de los apoyos; mientras que Gálvez, del opositor Frente y Corazón por México, registra un 31.8 por ciento en la intención de voto, según encuesta de la firma Poligrama.
En un distante tercer lugar se ubica Jorge Álvarez Máynez, candidato del también opositor Movimiento Ciudadano (MC), con apenas 9.5 por ciento de la intención de voto.