El Ministerio de Economía (Mineco) quiere darles más presencia a sus programas de apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Esa cartera apoya a este sector por medio de capacitaciones que permitan elevar la calidad
de sus productos o servicios. También, ayuda en trámites fiscales para formalizarse como
negocios. Y una tercera manera es la búsqueda de mercados internacionales, según sea el caso, explicó la viceministra de Economía, Elizabeth Ugalde.
En Guatemala, hay unas 150 mil mipymes que aportan cerca del 40 por ciento al Producto Interno Bruto. Además, dan empleo al 40 por ciento de la fuerza laboral. Sin embargo, no todas están registradas formalmente y, por consiguiente, no aparecen inscritas en el Seguro Social.
27 mil 950 mipymes recibirán asistencia este año, según el Mineco.
Más que asistencia
Aunque el aporte del ministerio a este segmento empresarial no es nada despreciable, según Héctor Robles, de la microempresa D-Sofia, ese respaldo es insuficiente para lograr que estos negocios alcancen su madurez y se desarrollen como ocurre en otros países. Cree que necesitan, sobre todo, acceso a créditos con bajas tasas de interés. Hoy, debido a su tamaño, los préstamos que obtienen son limitados y con altas costes. También, demandan certeza jurídica y mayor acompañamiento técnico para expandir sus ventas.
En ese sentido, el Mineco habilitó un programa financiero. Este funciona por medio de un fideicomiso que administra el Banco de los Trabajadores (Bantrab). Esta entidad lo canaliza a segundas dependencias (banco de segundo piso) que pueden ser cooperativas de ahorro y crédito u Organizaciones No Gubernamentales (ONG). Estas, a su vez, lo conceden en créditos a las micro y pequeñas empresas. Ese modelo es el que encarece el financiamiento que al final recibe el emprendedor, precisa Robles.
Érick Coyoy, exministro de Economía y hoy analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, comparte el criterio de Robles. Señala que aquí el apoyo al sector es limitado. “Hay un gran reto para el actual Gobierno, de darles la asistencia técnica que necesitan”.
Necesidad, no convicción
Guatemala tiene uno de los índices de emprendimiento más altos del mundo, según estudios del Global de Emprendimiento (GEM) de la Universidad Francisco Marroquín; en 2022 el país ocupó el quinto puesto. Personas en el rango de 18 a 64 años administran su propio negocio. Sin embargo, lo hacen más por necesidad que por convicción. Ante la falta de fuentes formales de trabajo, recurren a una iniciativa propia.