El pasado sábado 20 de abril fui invitado a una exhibición de obras y objetos relacionados con el legado de Carlos Mérida y su cuarenta aniversario luctuoso. La invitación que amablemente me hicieron llegar Valeria Martínez, directora de la sala, Marcos Godoy, director de A la mesa; y el poeta Alejandro Marré incluía una cena de diseño con platos relacionados a la obra de Mérida.
El concepto, muy original y ameno, incluyó dinámicas educativas diferentes que permitieron a muchos de los presentes conocer detalles de la producción y vida del insigne artista. Entre los videos compartidos hay uno del año en el que murió (1984) en el que un lúcido Mérida le dice al entrevistador, palabras más, palabras menos, que no se cierre a la tecnología y que no estaba lejos el día que los artistas la usarían para crear obras de arte.
El extracto sirvió para presentar la obra de su bisnieto Aiira Mérida cuyo colorido trabajo demuestra individualidad y un desprendimiento absoluto de la iconografía de su bisabuelo. La armónica composición, en espejo, desvela a un artista meticuloso
con los detalles y limpia ejecución.
La incansable Cristina Navas Mérida ha sido una gestora incansable de la obra de su abuelo. Trabajo que heredó de su desaparecida madre, Alma, con quien, desde hace cuarenta años, han estado impulsando las actividades relacionadas con el artista en este país.
Ellas dos fueron las que reunieron la vasta colección gráfica de Carlos Mérida y la donaron al Museo Nacional de Arte Moderno. Es por ello que Guatemala es la única nación que posee la pinacoteca de estampados más completa del artista. Con los grabados también entregaron todo el archivo personal del autor con cartas, fotos, documentos varios; en fin, un tesoro documental sin parangón.
Entre las novedades destaca la reedición del libro que escribió Luis Cardoza y Aragón. Este documento Carlos Mérida. Color y forma, posee un registro que abarca el trabajo creativo de Carlos Mérida entre 1911 y 1982. La historia que narra Cardoza es importante debido a la cercanía del escritor con el artista, además de una biografía completa del artista.
A lo anotado se suma una caja con una reedición limitada de las Divagaciones plásticas alrededor de un tema azteca, de 1944. Estas cajas se editaron 30 carpetas con seis estampas cada una, selladas y numeradas del 1 al 30 debidamente autorizadas por la representante legal de Carlos Mérida.
Estas fueron impresas en el Taller Experimental de Gráfica de Guatemala al cuidado de Erick Menchú y Norman Morales. Los estándares de la publicación son impecables.
Cierro con las cenas homenajes y las características que aúnan los criterios de Marré, Godoy y Martínez quienes combinan su experiencia para diseñar encuentros inspirados en creadores reconocidos. El resultado es la combinación de varias expresiones en una simbiosis bien lograda.