El presidente Bernardo Arévalo compara la actividad gubernamental con una maratón. Sobre todo, cuando se trata de un Estado cooptado por unas mafias que, desde sus cuevas, mantienen el complot contra las acciones que procuran imponer la decencia en las instituciones y acabar con los saqueos que
permitieron a los malandros imponer una dictadura, la cual les facilitó actuar con tranquilidad e inmisericordia.
Durante la entrevista exclusiva que ofreció al DCA, el mandatario señaló que con la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y las Cortes de Apelaciones, el país se enfrenta a la disyuntiva de seguir siendo un Estado fallido o, por el contrario, se incorpora a las naciones democráticas, que velan por el bienestar general y la defensa de las garantías constitucionales.
Claro, superar este desafío pasa por el retiro de la Fiscal General y jefa del Ministerio Público (MP), quien no solo se niega a perseguir la corrupción, sino que ataca, de manera despiadada, a quienes la denuncian. De ahí que el dignatario considere que, en un año plazo, salga esa camarilla que dirige el ente encargado de la persecución, lo cual puede implicar que los guatemaltecos vuelvan a confiar en la independencia de esas autoridades.
Los acuerdos y pactos con diversos sectores sociales fue otro punto destacado por el jefe de Estado, aunque descartó aquellos que se tomen a la ligera o que pretendan que en dos meses se alcancen consensos en las políticas públicas. Refrendó la voluntad política del Organismo Ejecutivo, así como la necesidad de que estos encuentros empiecen con evidencias sobre los problemas que se buscan resolver y con metodologías de diálogos.
Finalmente, llama la atención conocer los momentos que le representan más satisfacción. “Las visitas a las comunidades para inaugurar obras y reuniones con alcaldes, liderazgos indígenas y empresariales” son las que compensan sus esfuerzos, aunque, entre todas, distingue el apoyo ciudadano recibido, al que asegura que “este Gobierno no va a defraudar”.